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Empecemos con la oración
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Empecemos con la oración

¿Tienes algún amigo con el que ya no te comunicas? La relación no se terminó por alguna situación o desacuerdo, solo murió debido a que ni tu amigo ni tú se siguieron contactando. O, quizás alguno de tus amigos te envió un mensaje, pero olvidaste responder y después ya era muy tarde. Nuestra relación con Dios puede ser similar: si no mantenemos la conexión, esta se apagará. Dios ha hecho grandes esfuerzos por hacer posible una relación con él (fuimos creados por él, nos rescató de nuestros pecados a través de Jesús y nos ha preparado una eternidad junto a él); por lo tanto, sería una tragedia relegarlo al estatus de un amigo olvidado de la escuela. Si eres un cristiano nuevo, es posible que no estés seguro de cómo orar o que necesites estímulo para orar más seguido. Pensemos en algunos beneficios de la oración, como también en algunos hábitos que ayudarán a mantener una vida de oración saludable. La oración es poderosa, pues ¡interactuamos con el Creador del universo! Existen beneficios positivos y reales gracias a la oración diaria. A continuación, les comparto algunas razones por las cuales he encontrado beneficioso orar a diario:
  • La oración dispone mi día de manera positiva. Cuando despierto en la mañana, por lo general, hago un breve estudio bíblico y una oración. Intento comenzar mi oración con las cosas por las cuales estoy agradecido. Por lo que no llevo más de diez minutos de mi día, y ya pasé tiempo agradecido ante Dios por quién es él y por lo que ha hecho.
  • Puedo comunicarme con Dios. En todas las buenas relaciones es valioso pasar tiempo juntos. Hacer de la oración un hábito diario me asegura que mantengo la relación más importante de mi vida como la más importante.
  • La oración me hace más preocupado. Mantengo una lista semanal de cosas y personas por las cuales orar. Esto me prepara para considerar los problemas y los éxitos de otros. Cuando salgo de mi casa y tengo algún encuentro negativo con alguien, recuerdo a todas las personas por las que oré antes y las situaciones por las que atraviesan. Esto me hace pensar que no conozco las dificultades que esa persona enfrenta, y me ayuda a ser paciente y compasivo.
  • La oración me permite autoexaminar cualquier problema o culpa en mi vida. Así puedo pedir perdón y enfrentar los problemas que deben ser solucionados. Contener la culpa puede llevar a aumentar el estrés y a debilitar tu sistema inmune. Es saludable dejar ir la culpa constantemente; nos recuerda que no la necesitamos ahora que hemos sido perdonados en Cristo.
  • Puedo fortalecer mi fe. Al orar puedo reafirmar mi fe en Dios y también el hecho de que él me escucha. Una fe que se pone en práctica regularmente es una fe sólida.

A continuación, hay algunos pasos simples para prepararte antes de orar:

  1. Aparta tiempo para orar a Dios. A mí me gusta orar cuando despierto y antes de dormir.
  2. Encuentra una habitación tranquila o un espacio para orar.
  3. Prepárate mentalmente para orar. Personalmente, busco aclarar mi cabeza antes de comenzar para así no estar distraído ni pensar en otras cosas.
  4. Decide sobre lo que quieres orar. Aquí es cuando una lista de oración es útil. Yo mantengo una lista de las cosas por las que quiero orar, y luego, antes de comenzar, agrego cosas nuevas y quito las que ya han sido contestadas (¡no olvides agradecer a Dios por su provisión cuando tengas que quitar algo de la lista!).
  5. Escoge una posición física: ya sea inclinando tu cabeza, de rodillas, de pie, con los ojos cerrados, sentado, etc. Realmente no importa cómo sea mientras sea natural.

Formato de oración:

  1. Comienza dirigiéndote a Dios (por ejemplo: Dios Todopoderoso, Dios Misericordioso, Jesús, etc.).
  2. Alaba a Dios por cómo es él (por ejemplo: santo, justo, bondadoso, poderoso, etc.).
  3. Si estás haciendo un estudio bíblico antes de orar, menciona algunos puntos sobre lo que has leído.
  4. Agradece a Dios (ejemplos: por la familia, los amigos, la buena salud, los alimentos, etc.).
  5. Pide perdón. Esto puede ser por algún pecado en específico o solo perdón en general.
  6. Pide por guía (ejemplos: ayuda para superar una dificultad, fortaleza, valentía, sabiduría bíblica, etc.).
  7. Ora por otros (ejemplos: por alguien que esté pasando por problemas de salud, para que alguien conozca a Dios, por alguien con problemas en el trabajo, etc.).
  8. Termina tu oración (por ejemplo: oro en el nombre de Jesús).

Estas son solo ideas para ayudarte a preparar y guiar tu oración; sin embargo, planificar la oración y tener una estructura te ayudará a mantener el curso. Considera estas sugerencias y quédate con las partes que funcionen mejor para ti. Recuerda, tu relación con Dios es importante y la oración es crucial para mantenerla en buen estado.

Reproducido de GoThereFor publicado por Matthias Media. Propiedad literaria. Todos los derechos reservados. Usado con permiso. | Traducción: Génesis Ramírez