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¿Cuánto se le debe pagar a un pastor?
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¿Cuánto se le debe pagar a un pastor?

Época de presupuesto. La frase infunde temor en los corazones de muchos pastores. Se viene a la mente la imagen de ejecutivos canosos, miembros de comité de finanzas con antiguas motivaciones personales e interminables reuniones de negocios en las que se debaten los méritos relativos de las bombillas incandescentes frente a las fluorescentes compactas. No debería ser así. Este artículo ofrece una breve perspectiva acerca de las decisiones de remuneración pastoral basadas en mis tres años de servicio como diácono de presupuesto en Capitol Hill Baptist Church de Washington DC. Primero, comentaré cómo las iglesias sanas tienden a generar decisiones sanas sobre remuneración pastoral. Segundo, voy a mencionar dos principios bíblicos que son importantes para determinar cuánto deberían pagar las iglesias a sus pastores. Mi oración es que estas perspectivas sean de ayuda para las iglesias locales a medida que llevan a cabo un proceso de revisión anual de remuneraciones.

Las iglesias sanas están mejor preparadas para tomar decisiones sabias

En general, se necesita una iglesia local sana para producir una decisión de remuneración pastoral que glorifique a Dios, que sea alentadora y amable. En particular, la comprensión bíblica de la membresía y el liderazgo de la iglesia local es esencial para tomar decisiones de remuneración saludables. Las recomendaciones y decisiones sabias de remuneración son hechas por:
  • congregaciones que reconocen que respetar y honrar a sus pastores redunda para su propio beneficio, y que una sana enseñanza es vivificante y preciosa (p. ej., Heb 13:17; 2Ti 3:16-4:5).
  • una pluralidad de ancianos (remunerados y no remunerados) que reconoce que darán cuenta de cómo pastorean un rebaño comprado con la propia sangre de Cristo (cf. Hch 14:23; 16:4; 20:17 y 21:18; Tit 1:5; Stg 5:14).
  • diáconos que entienden y comunican las necesidades de la congregación y que actúan como amortiguadores cada vez que surjan amenazas a la unidad (cf. Hch 6:1-7; 1Ti 3:8-13).
Si todo esto es cierto, el primer paso para preparar una decisión de remuneración saludable es, por la gracia de Dios, construir una iglesia local saludable con estructuras bíblicas de liderazgo y responsabilidad. Pasemos ahora a algunos resultados prácticos de una buena política. Hay sabiduría en apartar al personal pastoral del proceso de la toma de decisiones sobre la remuneración. Un anciano o diácono de presupuesto que no sea parte del personal puede recopilar la información esencial (discutida con más detalle a continuación) para proponer una decisión sabia de remuneración. Dos o más ancianos que no pertenecen al personal pueden tomar esta información y desarrollar una recomendación de remuneración para que sea considerada por todos los ancianos que no pertenecen al personal, quienes a su vez harían una recomendación a la congregación para la aprobación del presupuesto general (en Capitol Hill Baptist Church no publicamos el paquete de remuneración real para todo el personal, pero esa información está disponible si se solicita). No olvidaré tan pronto la imagen de todos los ancianos del personal en Capitol Hill Baptist saliendo de la reunión de presupuesto de los ancianos y dejando con total confianza las discusiones de remuneración a los ancianos que no son del personal. Sin una comprensión bíblica saludable acerca de la membresía y el liderazgo es menos probable que una iglesia local llegue a una decisión saludable sobre remuneración.

Dos principios que debemos tener en cuenta a la hora de pagar a los pastores

La Escritura instruye a la iglesia a animar a sus pastores a través de una remuneración justa. La Escritura también advierte a la iglesia sobre el pastor que sirve principalmente por dinero. Muchas iglesias estadounidenses remuneran mal a sus pastores. Muchas familias han tenido que pasar a través de años de dificultades financieras, no porque el Señor quiera que sus ministros sufran dolor financiero, sino porque las iglesias no saben cómo ser generosas. Los responsables de la remuneración pastoral deben entender que la perspectiva que dice que hay «mantener pobre al pastor para mantenerlo humilde» simplemente no es bíblica y daña a la iglesia. Al mismo tiempo, un pastor puede sucumbir a la codicia tan rápido como cualquier otra persona. No es difícil abrir el periódico y encontrar ejemplos de pastores codiciosos e iglesias sin escrúpulos. La Escritura habla de la carnalidad y de la impiedad de ambos excesos, y guía a la iglesia por un camino intermedio que alienta a los pastores sin tentarlos a la avaricia.
Ánimo
En 1 Timoteo 5, Pablo instruye a la iglesia sobre el cuidado de un determinado grupo de cristianos. En los versículos 17-18, afirma: «Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza». Y luego cita Deuteronomio 25:4: «No pondrás bozal al buey mientras trilla», y aparentemente el dicho de Jesús registrado en Lucas 10:7: «[...] el obrero es digno de su salario». Además, Gálatas 6 instruye: «Y al que se le enseña la palabra, que comparta toda cosa buena con el que le enseña» (Ga 6:6). No proporcionar un salario justo a nuestros pastores socava su capacidad de cuidar a sus familias (cf. 1Ti 5:8), y el Señor escuchará su clamor (Stg 5:4). Una congregación es imprudente cuando cree que un pastor debe estar dispuesto a trabajar, y su familia a vivir, con un salario de pobreza por el Reino de Dios. Por el contrario, una iglesia local debe animar a sus pastores no sólo sometiéndose a su liderazgo bíblico (Heb 13:17), sino dándoles una remuneración apropiada por el cuidado que tienen de las almas de la iglesia. Consideren lo siguiente:
  • Vivienda: en asuntos de vivienda, animen a sus pastores que viven en la casa pastoral ofreciéndoles una compensación adicional relacionada con la jubilación para compensar la falta de patrimonio en una casa. Si la iglesia no tiene casa pastoral, se debe pagar adecuadamente a un pastor para que viva en el vecindario de la iglesia. Esto permite el ministerio de la hospitalidad de su familia, un ministerio que se requiere para todos los ancianos (1Ti 3:2).
  • Educación: en materia de educación, animen a los pastores que son padres de niños en edad escolar proporcionando asignaciones educativas adicionales si las escuelas públicas, particularmente en las zonas urbanas, no son adecuadas para el desarrollo moral e intelectual de sus hijos.
  • Aumentos: en asuntos de productividad, recompensen a los pastores que han trabajado bien en la viña del Señor asegurándose de proporcionar aumentos por el costo de vida e incluso aumentos relacionados por el desempeño. El ministerio del trabajo publica estadísticas detalladas sobre el costo de vida; estos deben ser consultados anualmente para asegurar que los salarios pastorales no se vean erosionados por la inflación.
  • Proporcionalidad: asegúrense de que los diferentes salarios del personal pastoral estén razonablemente relacionados con la experiencia y las responsabilidades laborales. Los pastores con experiencia similar y responsabilidades laborales deben ser remunerados ​​de manera similar.
  • Discipulado: proporcionen a los pastores un presupuesto para libros y comidas. Los libros son grandes herramientas para el evangelismo y el discipulado. Y, en los entornos urbanos modernos, gran parte del discipulado y evangelismo ocurre durante las comidas. La hora del almuerzo puede ser el momento más productivo del día para su pastor, ya que discipula a las personas en la congregación y construye relaciones con los no cristianos.
  • Crecimiento profesional: provean un presupuesto de crecimiento profesional para que los pastores lo utilicen tanto para conferencias como para construir sus propias bibliotecas. Los pastores que reciben compañerismo ocasional con otros pastores y que continúan creciendo en el conocimiento de la Biblia son pastores felices y efectivos. Equípalos para que ellos los equipen a ustedes.
Consideren también si una determinada decisión sobre la remuneración animará a la esposa de su pastor casado. No es cosa fácil ser la esposa de un pastor, incluso si el dinero no es una preocupación. Una iglesia no debe agravar los desafíos para la esposa de un pastor al ser tacaños cuando se trata de cuestiones de vivienda, educación, gastos de hospitalidad y los gastos razonables del ministerio. Estas palabras de consejo se dan principalmente para la iglesia en un entorno estadounidense contemporáneo. No obstante, sin importar el contexto de cada uno, las iglesias deben buscar formas específicas para ser generosos con los pastores que cuidan bien de la iglesia.
Protegiéndose contra la avaricia
El segundo principio es que la iglesia no debe prodigar a sus pastores con remuneraciones extravagantes. Pedro se dirige a los pastores de esta manera: «pastoreen el rebaño de Dios entre ustedes, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo» (1P 5:2). Una manera eficaz de protegerse de remunerar en exceso a un pastor es considerar la sabiduría colectiva de la remuneración pastoral de muchas iglesias. Un recurso excelente para comparar las decisiones de remuneración pastoral es el Compensation Handbook for Church Staff [Manual de remuneración para el personal de la iglesia (disponible sólo en inglés)] de Richard R. Hammar. El manual se basa en una encuesta anual de iglesias y presenta datos de remuneración organizados en categorías tales como membresía de la iglesia, ingresos, entorno (urbano, suburbano y rural) y educación pastoral, y proporciona información sobre el salario base, asignación de vivienda, casas pastorales y beneficios. El manual no solo proporcionará a las iglesias locales «datos de mercado» relacionados con la remuneración pastoral, sino que también servirá como un freno a las remuneraciones poco razonables.

Primero lo primero

No puedo dejar de enfatizar la importancia de una membresía y un liderazgo sano en la iglesia para el proceso de remuneración pastoral. En mi trabajo, fue un gran gozo encontrar una congregación, ancianos y diáconos que amablemente realizaron el proceso del presupuesto anual sin una sola disputa o palabra cruzada. Donde hubo desacuerdos prevaleció la unidad del Espíritu y los desacuerdos no se volvieron desagradables. «Miren cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía» (Sal 133:1). Enfóquese primero en construir una iglesia saludable y el presupuesto les seguirá.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de 9Marks.