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Invita a tus pastores a tu vida
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Invita a tus pastores a tu vida

¿Cómo es la relación que tienes con tus pastores? ¿Inexistente? ¿Distante? ¿Cordial? ¿Cálida? Ahora, una pregunta: ¿quién crees tú que es responsable de mejorar o invertir en esa relación? Sé cómo muchos miembros de iglesias responderían a esa pregunta: «¡por supuesto que es trabajo de ellos!». Algunos miembros de la iglesia esperan que sus pastores hagan toda la búsqueda y todo el seguimiento. Instintivamente, suponen que ellos deben saber lo que ocurre con todos en todo momento. Sin embargo, las relaciones unidireccionales son agotadoras; son frustrantes. Debemos apuntar a algo mejor. El punto de este artículo es simple: los miembros de la iglesia deben buscar a sus pastores. Y con «pastores», en plural, quiero sugerir que los miembros de la iglesia no deben simplemente buscar un contacto espiritual significativo con el pastor titular o el pastor principal, sino con los pastores o ancianos en general (el Nuevo Testamento usa estos términos intercambiablemente). Para ese fin, lo que plantearé a continuación funciona mejor en una iglesia donde exista un equipo de ancianos, donde muchos hombres compartan la carga de pastorear la iglesia. Mi sugerencia es que abras tu vida en oración a al menos uno de ellos, tanto para tu bien espiritual como para el de ellos. Daré dos razones por las que los miembros deben invitar a sus pastores a sus vidas y luego cerraré con una lista rápida de sugerencias de cómo hacerlo de manera eficaz.

Las dos razones

1. Necesitas a tus pastores
Los cristianos a menudo padecen de dos conceptos erróneos comunes. Algunos cristianos piensan: «todo lo que necesito es Jesús». En sentido literal, este sentimiento parece exaltar la suficiencia de Cristo en el cuidado y fortalecimiento de su pueblo. Sin embargo, los cristianos a veces usan esta frase para rechazar cualquier intromisión pastoral. Quizás ahuyentan a sus pastores para mantener en secreto un pecado escondido. Tal vez el desorden de sus problemas los avergüenza; entonces, apartan a sus pastores y comparten sus dificultades con Jesús y solo con Jesús. Cuando los cristianos hacen esto, desaprovechan uno de los medios principales que Cristo estableció para cuidarlos y fortalecerlos: su iglesia y sus ancianos. Recuerda, Jesús diseñó a la iglesia para ser un pueblo que testifica de Él y que se ayuda mutuamente para reflejarlo a Él apropiadamente (Mt 16:16-18; 18:15-18). Pero eso no es todo. Jesús también le dio pastores a la iglesia para edificarla, equiparla y animarla (Ef 4:11-12). Los pastores son regalos de Dios para el pueblo de Dios, cuyo fin es ayudar a este pueblo a crecer en piedad. ¿Por qué quieres mantener distante tal regalo? Por otro lado, algunos cristianos piensan que simplemente cualquier pastor bastará. En nuestra era de predicadores en pódcast y transmisiones en vivo, es fácil (casi sin esfuerzo, en realidad) buscar la guía de cualquier pastor menos del tuyo. De esa manera, podrías reconocer el hecho de que necesitas un pastor. Sin embargo, si ese eres tú, debes saber esto: tú no solo necesitas un pastor, necesitas a tu pastor. ¿Cómo lo sé? Porque el Dios soberano, quien determina nuestros tiempos y lugares (Hch 17:26), te puso en tu iglesia liderada por esos hombres. Dios sabía que estarías luchando con este o con aquel tema teológico, problema matrimonial, tentación sexual o conflicto relacional y Él se aseguró de que tú estuvieras en esta iglesia, liderada por estos pastores que Él levantó para ayudarte. Por lo tanto, hermanos y hermanas, aprovechen este rico recurso. Acérquense a sus pastores e invítenlos a sus vidas. Los necesitan.
2. Tus pastores te necesitan
Un pastor debe estar atado a la congregación que el Señor les ha dado para liderar. Por esa razón Pedro dice: «pastoreen el rebaño de Dios entre ustedes» (1P 5:2, [énfasis del autor]). Los pastores deben estar entre su congregación, involucrados en sus vidas, comprometidos en sus experiencias. ¿Qué significa esto para ti? Significa que ayudas a tus pastores fielmente para que hagan su trabajo al invitarlos a tu vida: a llorar contigo en el dolor, a regocijarse contigo en medio del progreso, a orar contigo en tu aflicción, a rogar contigo cuando no sepas adónde ir. Estos momentos les recuerdan a los pastores que Dios espera que ellos pastoreen a las ovejas a lo largo de la semana, no simplemente que las bombardeen con sermones los domingos, sino que hagan más que eso. También animan a tus pastores a continuar en el ministerio, ya que ven de primera mano que su labor no es en vano. Finalmente, los escándalos recientes que involucran a varios líderes ministeriales resaltan el peligro de la vida secreta. No puedo evitar sino preguntarme cómo podrían haber ocurrido las cosas de manera diferente si estos hombres hubieran pasado tiempo real conociendo a su congregación. ¿Quién sabe? Quizás tu transparencia ante tus pastores podría modelarles la manera en la cual ellos deben vivir. Tal vez podrías incluso convencerlos de su falta de transparencia y ayudarlos a vivir con integridad ante ti y ante otros. Por tanto, hermanos y hermanas, no permitan que sus pastores vivan en una isla ministerial. Permitan que los conozcan y que reciban el amor de Dios por ellos a través de ustedes. Ellos los necesitan a ustedes.

Veintiún ideas rápidas

Permíteme cerrar ofreciendo 21 breves ideas para construir una relación con tus pastores. Estas ideas sin duda alguna no son exhaustivas y no tienen el propósito de ser prescriptivas, sino más bien de ayudarte a comenzar. El punto no es usar esta lista como una manera segura para obtener más atención o más tiempo de tus pastores. Los ancianos están ocupados pastoreando a la congregación completa, están solos cuidando a sus propias familias y almas. En otras palabras, atenúa tus expectativas. No exijas más de ellos, en lugar de ello abre la puerta de tu vida para que puedan conocerte más. Entonces, estas son algunas sugerencias mientras invitas a uno o a varios pastores a tu vida:
  1. Comparte peticiones de oración con él semanalmente.
  2. Envíale un mensaje de texto o un correo electrónico con preguntas durante la semana que podrías tener del texto que predicará.
  3. Hazle preguntas sobre el sermón o señala cosas específicas del sermón que te animaron o desafiaron.
  4. Invítalo a él y a su esposa a tomar desayuno, a almorzar, a cenar o a tomar un café.
  5. Haz que él sea uno de los primeros que llamas cuando una tragedia te golpea.
  6. Comparte que oraste por él esta mañana.
  7. Comparte con él algo que te animó en tu tiempo a solas.
  8. Confiésale tus pecados.
  9. Llámalo en medio de la tentación.
  10. Pregúntale si quiere salir a trotar o a jugar a la pelota.
  11. Pregúntale si puedes pasar a verlo y leer en su oficina mientras él trabaja.
  12. Invita a tus amigos a la iglesia y preséntaselos.
  13. Pídele consejo sobre decisiones grandes (si estás pensando en cambiarte de casa, en cambiarte de trabajo, en visitar otra iglesia, en buscar esposo o esposa, etc.).
  14. Cuéntale sobre las películas y programas que ves, y las canciones que escuchas.
  15. Cuéntale qué estás leyendo.
  16. Comparte uno de tus pasatiempos con él y pregúntale si le interesaría intentarlo.
  17. Cuéntale cuándo estás de cumpleaños.
  18. Cuéntale algo de tu trasfondo familiar.
  19. En tu entrevista para la membresía, sé súper detallado al dar tu testimonio y contar sobre tu crianza. Permite que él sepa mucho sobre ti desde el principio.
  20. Comparte cómo estás procesando los eventos de los noticieros o de la comunidad.
  21. ¡Envíale GIF y memes divertidos!
Hermanos y hermanas, realmente es así de simple: invita a tus pastores a tu vida.
Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks.