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Mike Christ es el pastor de la iglesia bautista Greenbelt ubicada en Greenbelt, Maryland.

Querido pastor: conoce tu teología de la santificación

Querido pastor: conoce tu teología de la santificación
El momento exacto en el que sentí la insuficiencia de mi comprensión de la santificación está grabado en mi mente. Ocurrió en una reunión de grupo pequeño, mientras discutíamos sobre la dinámica entre nuestras acciones y la obra del Espíritu en el proceso de la santificación. Como generalmente son este tipo de conversaciones, las personas compartían lo que los había ayudado a madurar —ya saben, leer la Biblia, orar, etc.—. Al mismo tiempo, todos mantuvieron rotundamente que el Espíritu Santo fue quien realmente hizo la obra de santificación. Finalmente, una honesta mujer dijo de golpe, «no entiendo, ¿cómo crezco como cristiana?».
Un poco de antecedentes: esta mujer seguía a Jesús por muchos años, pero recientemente había sentido que su crecimiento se había atrofiado. Ella leía la Biblia, oraba, iba a la iglesia cada domingo, pero también sentía amargura hacia otros y decía cosas de las que se arrepentía. Ella entendía que su pecado entristecía a Dios. Y, por lo tanto, sabía que no podía solo relajarse y esperar que Dios la santificara. Sin embargo, también estaba comenzando a darse cuenta de que su santificación no estaba ocurriendo en directa proporción a sus esfuerzos. Estaba luchando con esfuerzo, pero no estaba llegando a ninguna parte. Temprano esa tarde, yo había compartido que si nos acercamos a las disciplinas espirituales como la causa directa de nuestra santificación, entonces el enfoque cambia desde el Evangelio de Cristo a nosotros mismos y esto socava nuestro crecimiento. Podría decir que esto resonó en ella, incluso mientras le provocaba miedo.
Sin embargo, no pude responder a su pregunta porque mi entendimiento de la salvación estaba fragmentado. No entendía el todo orgánico, así que los varios procesos involucrados (como la justificación y la santificación) se contradecían entre sí. Dije algo incoherente por más tiempo de lo que a cualquiera le hubiese gustado y luego hicimos un receso para tomar unos refrescos. Nada como brownies para calmar la extraña tensión.