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No digas que Dios está en silencio cuando tu Biblia está cerrada
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No digas que Dios está en silencio cuando tu Biblia está cerrada

“No digas que Dios está en silencio cuando tu Biblia está cerrada”. No sé quién lo dijo o lo compartió primero, pero es claro que muchos se ven reflejados con esta simple afirmación, al menos yo sí. Estas palabras confrontan el miedo que tenemos de que Dios podría estar inactivo o podría ser indiferente de cara al quebranto y al desorden de nuestras vidas y nos recuerdan que él cuida, que él ve y que él habla. Sin embargo, muchas veces, simplemente no estamos escuchando. Dios siempre está listo para hablarnos. Simplemente necesitamos escuchar, afinar nuestros oídos y nuestros corazones a lo que él nos está diciendo en el Libro que él inspiró. Cuando abrimos la Biblia, encontramos más de 750.000 palabras inspiradas por Dios mismo para nosotros.

Dios siempre está hablando

Charles Spurgeon dijo, “nadie supera la Escritura; el libro se ensancha y se profundiza  con los años”. En mis treinta y tres años en esta tierra, he experimentado consistentemente la capacidad de la Biblia para hablar lo correcto, en el tiempo adecuado. Mi difunto suegro, que pasó su vida sirviendo como pastor, declaraba lo mismo: la Palabra de Dios no deja de ser fresca y continúa hablando en nuevas formas. Decía esto aunque había leído el mismo pasaje un sinfín de veces durante décadas. A.W. Tozer dijo, “la Biblia no es sólo un libro que habló una vez, sino que es un libro que continúa hablando ahora”. Dios quiere hablarnos hoy y cada día, por medio de su Palabra. La Palabra de Dios simplemente no “se habló una vez”; la Palabra de Dios siempre “está hablando”. Silenciamos el sonido de la voz de Dios en nuestras vidas cuando dejamos nuestra Biblia en el estante. Muchos comparten otra afirmación popular: “quejarse de que Dios está en silencio cuando tu Biblia está cerrada es como quejarse sobre no recibir mensajes de texto cuando tu teléfono móvil está apagado”.

El hermoso costo de tu Biblia

La Biblia es el libro más maravilloso en toda la historia. Cualquiera que no se dé cuenta de esto está ciego. La historia de cómo la Escritura ha llegado a nosotros hoy es asombrosa:
  • La Escritura ha demostrado una y otra vez su precisión histórica y continúa siendo consistente con cada nuevo descubrimiento arqueológico. Mucha de la evidencia lógica puede encontrarse al confiar en la exactitud de la Escritura.
  • Muchos de los que han trabajado para llevar la Escritura a nuevos grupos de personas y a nuevos idiomas han hecho esto a costa de un gran sacrificio personal, lo que habla mucho sobre su confiabilidad.
  • La Escritura ha formado e influenciado personas en diferentes momentos de la historia. La Biblia ha rescatado, recreado y movilizado a miles de millones de nosotros en un sinnúmero de maneras.
John Piper escribe en uno de sus recientes libros, A Peculiar Glory (Una gloria peculiar), sobre el viaje que la Escritura ha hecho a través de la historia. Él vuelve a señalar la belleza y la gloria auténtica de Dios que encontramos en estas páginas, a medida que el Espíritu resplandece “para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo” (2 Corintios 4:6). Dios nos trae su hermosura, su poder y su gloria en un libro.

Su deleite está en la ley de Dios

D.L. Moody dijo una vez,
Un avivamiento perdurable debe venir a través de la Palabra de Dios. Un hombre se  puso de pie en una de nuestras reuniones y dijo que tuvo la esperanza de obtener lo suficiente de la serie de reuniones que teníamos para que le alcanzara una vida completa. Yo le dije que también podría intentar tomar un buen desayuno una vez para que dure toda su vida. Éste es un error que la gente está cometiendo: corren a reuniones religiosas y piensan que éstas harán el trabajo. Sin embargo, si ellas no te llevan a un contacto más cercano con la Palabra de Dios, todo el impacto ya no estará en tres meses.”

Existen incontables bendiciones y sabiduría que Dios quiere darnos, que podremos obtenerlas solamente por medio de su Palabra.

Necesitamos hacer que el Salmo 1 sea el recordatorio diario en nuestras vidas:

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva amistad con los blasfemos, sino que en la ley del Señor se deleita y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera! (Salmo 1:1-3)
Este pasaje nos llama a hacer dos cosas: alejarnos del pecado y del consejo de malos, e ir hacia la Palabra de Dios. Somos llamados a hacer que la Escritura sea nuestro deleite y nuestra continua meditación día y noche.

Dios no está en silencio

Dios siempre nos está hablando por medio de su Palabra. No obstante, la Biblia es clara  en decir que necesitamos oídos especiales, dados por Dios para escucharlo. La Escritura nos llama a tener “oídos para oír” siete veces en los Evangelios y siete veces más al principio del libro de Apocalipsis. Dos de estas ocasiones son Mateo y Lucas contándonos la historia de Jesús sobre el sembrador y la semilla. En Lucas 8:15 se explica, “Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen; y como perseveran, producen una buena cosecha”. Jon Bloom dijo, refiriéndose a Colosenses 3:16, “lo que necesitamos desesperadamente, más que cualquier otra cosa en este mundo, es la Palabra de Cristo viviendo en nosotros con toda su riqueza”. Necesitamos desesperadamente escuchar a Dios hablándonos por medio de su Palabra y al mismo tiempo creer profundamente lo que dice con un corazón honesto y noble. A medida que escuchamos bien y luchamos por practicar lo que vemos y escuchamos, Dios nos dará la gracia y la esperanza suficiente para confiar en medio de nuestras circunstancias, sin importar cuán difíciles o confusas sean. A pesar de lo lejos o distante que Dios pueda parecer ahora, él no está en silencio ni “está lejos de ninguno de nosotros” (Hechos 17:27). Dios está siempre activo y hablándonos en medio del alboroto de este mundo y del desorden de nuestras propias vidas. No obstante, ¿estamos listos para abrir nuestras Biblias con paciencia y escuchar a Dios?
Matt Brown © 2015 Desiring God Foundation.— Usado con permiso. | Traducción: María José Ojeda