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Photo of Cuatro maneras en que Martín Lutero anima a los pastores a orar
Cuatro maneras en que Martín Lutero anima a los pastores a orar
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Cuatro maneras en que Martín Lutero anima a los pastores a orar

A medida que continúo en el ministerio pastoral, he aprendido más y más que la oración es mi trabajo más esencial. Cualquier fruto real, espiritual y eterno en mi vida y en la iglesia vendrá de Dios. Demasiado a menudo, no los recibimos porque no los pedimos. Y sin embargo, aunque he aprendido que la oración es innegociable, también he aprendido que debo pelear para mantenerme fiel en oración. Después de todo, otros no sabrán si estoy orando o no. Nadie se quejará si me doy por vencido con mi oración secreta de cada día. Por lo tanto, necesito ánimo, instrucción e inspiración regulares para evitar resbalar hacia una vida sin oración. Afortunadamente, a menudo encuentro el ánimo que necesito en los escritos de Martín Lutero. Como un pastor compañero, Lutero entrega un tesoro de sabiduría y una comprensión sobre la oración. A continuación, comparto unas pocas de las muchas perlas.
1. Ora como un pecador justificado
Lutero nos advirtió que no debemos pensar que nuestra bondad nos permite ganar el oído de Dios o que nuestras oraciones merecen el favor de Dios. Al contrario, él escribe: «nosotros no somos dignos de recibir nada de lo que pedimos, ni tampoco lo hemos merecido». Lutero entendió que él era un pecador, pero de igual manera estaba convencido de que Dios lo había declarado justo en Cristo. La oración de un pecador justificado fluye del «espíritu de gracia, que dice: “he vivido lo mejor posible, por lo tanto te imploro, Señor, que no consideres mi vida ni mi conducta, sino que tu misericordia y compasión que me fueron prometidos en Cristo, y que por eso me concedas el cumplimiento de mi oración”».
2. Recuerda: estás en una lucha contra el diablo y la debilidad humana
Lutero sabía que no solo debemos orar, tenemos que orar: Si queremos ser cristianos, hemos de prepararnos y acostumbrarnos a la idea de que tenemos por enemigo al diablo, con todos sus ángeles, y al mundo que nos infligen toda clase de desgracias y padecimientos. Allí donde la Palabra de Dios es predicada, aceptada o creída y da frutos, no faltará la bienamada santa cruz. Nunca debemos pensar que somos lo suficientemente fuertes para superar la oposición del diablo por nuestras propias fuerzas, ya que «hoy está alguien de pie y mañana caerá». El propósito de Lutero al hablar sobre el diablo y la debilidad humana era alejar a las personas de la confianza en sí mismos y dirigirlas hacia Dios: «somos demasiado débiles frente al diablo, su poder y sus adictos. Si nos atacan, fácilmente podrían pisotearnos». Puesto que esto es cierto, «no tenemos otra cosa que hacer en la tierra que pedir continuamente en contra de este enemigo principal. Si Dios no nos protegiese, no estaríamos ni una hora seguros ante el diablo». Es por esa razón que Jesús nos enseñó a orar: «líbranos del mal (del maligno)».
3. No te desesperes ni intentes escapar; al contrario, inclínate debido a tus necesidades
Con regularidad, los pastores enfrentamos necesidades ante las cuales nos sentimos inútiles, problemas para cuya solución somos inadecuados y debilidades que no desaparecerán. Si no somos cuidadosos, estos desafíos pueden llevarnos al desánimo y tentarnos a escapar. Lutero sugirió un enfoque diferente. En lugar de desesperarnos o escapar, nuestras necesidades deben hacernos personas que oran: ...que se sienta su necesidad y una necesidad tal que nos pese y nos impela a llamar y clamar. De este modo, la oración surge espontáneamente, como es que debe surgir. No precisa de enseñanza alguna sobre cómo debe prepararse y conseguir la devoción… En efecto, todos tenemos suficientemente cosas que nos faltan, pero la falla está en que no lo sentimos, ni vemos.
4. Usa la Biblia como una guía de oración
Finalmente, Lutero le enseñó a las personas cómo orar desde la Biblia, a través de la Biblia y basado en la Biblia. En su pequeño libro, A Simple Way to Pray [Una manera simple de orar], él animó a las personas a usar los Diez Mandamientos como una guía para la oración. Escribió sobre su tiempo de oración personal como ejemplo, explicando cómo meditaba en cada mandamiento, yendo de una reflexión orada, a la confesión y luego a la petición de la ayuda de Dios para poder obedecer. Aunque Lutero advertía sobre la recitación repetida de oraciones memorizadas, también le enseñó frecuentemente a los cristianos que usen el Padre Nuestro para motivar y guiar sus oraciones. Su objetivo era una vida de oración continua y espontánea, formada por la meditación inmersa en el Padre Nuestro, en Los Salmos y en otros pasajes de la Escritura. «Contemplen: pueden rechazar al diablo y todas sus sugerencias falsas al basar su oración en estas tres cosas: el mandamiento de Dios, su promesa y la manera y las palabras que Cristo mismo enseñó».
Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks. | Traducción: María José Ojeda