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Serie "La imagen del Dios invisible"
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Serie "La imagen del Dios invisible"

Junto a distintos líderes y pastores hemos preparado esta serie de videos que nos ayudará a meditar en las diversas áreas y atributos del carácter de Cristo revelados desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección.
Nuestro deseo es que durante esta Semana Santa tu corazón sea avivado y animado a rendir toda tu vida en adoración a Cristo, la imagen del Dios invisible.

La Humildad de Cristo – Luke Foster

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El celo de Cristo – Nicolás Fuentes

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La dependencia de Cristo – Amós Cavalcanti

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La Omnisciencia de Cristo – Juan Esteban Saravia

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El servicio de Cristo – Felipe Chamy

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El sufrimiento de Cristo – Jonathan Muñoz

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El descanso de Cristo – Eleazar Seguel

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La resurrección de Cristo - Cristóbal Cerón

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¿Por qué un futuro pastor debería ir al seminario?
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¿Por qué un futuro pastor debería ir al seminario?

Piloto, médico, abogado, profesor. Son trabajos difíciles y exigentes; conllevan mucha responsabilidad y requieren mucha preparación. Durante su extraordinaria vida, Frank Abagnale Jr. trabajó en cada uno de estos puestos. Lo más extraordinario de todo es que lo hizo antes de que tuviera 20 años. La película, Atrápame si puedes, trata de la vida de este hombre, uno de los estafadores más audaces y atrevidos en la historia. Sin contar con nada más que con su confianza y carisma, este estafador llegó a tener la responsabilidad de las vidas de los pacientes de un hospital y de los pasajeros de un avión. En algunos momentos, Frank Abagnale Jr. parece haberse asustado a sí mismo con la seriedad y la responsabilidad de su rol. Muchos años después, él recordó un día cuando otro piloto le ofreció el control de un avión a una altura de 9100 metros. En ese momento, Frank dijo: «estaba muy consciente de que las vidas de 140 personas —¡incluyendo la mía!—, estaban en mis manos. ¡Ni siquiera sabía cómo volar una cometa!». Es chocante pensar que alguien pueda tener una responsabilidad tan grande sin una preparación adecuada. Si podemos ver cuán importante es prepararse para ser piloto, podemos entender un poco cuán importante es prepararse para ser pastor. Si eres un piloto o médico, los pasajeros y pacientes confían sus vidas a tu cuidado. Si eres pastor, Dios encomienda a tu cuidado las vidas eternas de su pueblo amado. Es una responsabilidad grande y gloriosa. Cuando alguien me pregunta, ¿por qué debería ir al seminario?, las palabras de Pablo a Timoteo vienen a mi mente:
En la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino te encargo solemnemente: Predica la palabra [...] (2 Timoteo 4:1-2).
En estas palabras, podemos ver tres realidades que nos muestran cuán importante es que un pastor reciba una preparación adecuada. Vemos la realidad del Dios al cual servimos, la realidad del pueblo al cual servimos y la realidad de cómo servimos.
1. El Dios al cual servimos
El encargo de Pablo a Timoteo comienza con una visión de la gloria y de la majestad del Dios a quien servimos. Pablo quiere que Timoteo conozca el carácter de Dios. Pablo quiere que Timoteo comparta el corazón de Dios. El carácter y el corazón de Dios (como Pablo dice en su primera carta a Timoteo) es que en Cristo «vino al mundo a salvar a los pecadores» (1Ti 1:15). Si queremos servir a Dios como pastores, necesitamos una visión cada vez más clara de cuán digno, bueno y amoroso es nuestro Dios. Solo una vida cautivada por la gloria de Dios puede dedicarse a la misión de Dios. Este conocimiento crece en comunidad. Cuando Pablo escribe a la iglesia en Éfeso, él pide a Dios que ellos «puedan comprender junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo, es el amor de Cristo» (Ef 3:18, NVI). La comunidad de todos los santos incluye a cristianos de todo el mundo y a lo largo de la historia. El rol de un seminario es ayudar a cristianos a crecer en su conocimiento de Dios en el contexto de la comunidad. Una comunidad formada por los alumnos con quienes estudiamos. Cuando estudiamos la doctrina y la historia de la iglesia, esta comunidad crece e incluye a cristianos de todo el mundo y a lo largo de la historia. Todos pueden dibujar. Todos pueden pintar. Pero hay una gran diferencia entre un artista y yo. David Hockney, uno de los pintores más importantes de la segunda mitad del siglo XX, dijo esto: «Enseñar cómo dibujar es enseñar cómo ver. La mayoría no ve realmente. Simplemente escanean el camino frente a ellos». Es interesante como Hockney describe la diferencia entre un artista como él y yo. La diferencia no tiene que ver en primera instancia con técnicas o destrezas; no tiene que ver con cómo dibujar o pintar, sino que la diferencia se encuentra en cómo ver. Si el pastor quiere compartir y comunicar la belleza y la gloria de Dios, el pastor debe aprender cómo ver. Estudiamos la Biblia en comunidad para aprender cómo ver a Dios con mayor claridad cada vez. El estudio de la historia de la iglesia y de la doctrina de la iglesia nos ayuda a tener una visión cada vez más clara del Dios proclamado por la Biblia. Queremos ofrecer al mundo un retrato de nuestro Creador y Salvador. En su gloria, Él merece nuestra adoración. En su amor, Él conquista nuestros corazones. Debemos tomar tiempo para aprender a cómo ver.
2. El pueblo al cual servimos
Pablo no solo le muestra a Timoteo el Dios a quien servimos, sino que también el pueblo al cual servimos. Su encargo a Timoteo continúa con una descripción de los desafíos y de las dificultades que enfrenta el pueblo de Dios. Es similar a lo que dice cuando se despide de los ancianos de Éfeso. Pablo les exhorta:
Tengan cuidado de sí mismos y de toda la congregación, en medio de la cual el Espíritu Santo les ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él compró con su propia sangre (Hechos 20:28).
La iglesia de Dios es un pueblo amado, un pueblo precioso, un pueblo adquirido con la sangre de Cristo. Para tener cuidado de este rebaño el pastor debe tener cuidado de sí mismo. El pastor debe conocer la Palabra de Dios y entender cómo aplicarla a su propia vida y a las vidas de las personas en su comunidad. Dios compró a su pueblo con la sangre de su Hijo. Por su Espíritu lo ha puesto a nuestro cuidado. Si queremos entender la Palabra de Dios en su profundidad, si queremos entender el mundo en su complejidad, debemos apartar tiempo para prepararnos. Cuando tenía solo 20 años, Frank Abagnale Jr. poco a poco fue adoptando la personalidad de un pediatra del hospital de Georgia. Durante once meses, «ejerció» la medicina hasta que decidió abandonar esta práctica cuando puso en riesgo la vida de un bebé. Frank llegó a reconocer la terrible seriedad de ser médico y las consecuencias trágicas que tienen los errores médicos. Fue talentoso. Fue persuasivo. Pero para ser médico, esto no fue suficiente. El pastor tiene una responsabilidad preciosa. El pastor está cuidando el rebaño que Dios adquirió con su propia sangre. Si el estudio de la medicina es importante, cuánto más importante es apartar tiempo para el estudio del ministerio pastoral, la consejería bíblica y la apologética. El seminario es un contexto en donde podemos crecer en nuestro conocimiento de la Palabra y entender cómo aplicarla a nuestras propias vidas y a las vidas de las personas en nuestras iglesias.
3. Cómo servimos
El enfoque del encargo de Pablo a Timoteo es la predicación de la Palabra. Sea como sea la situación, Timoteo debe estar preparado para predicar, reprender, corregir y animar. El centro del ministerio pastoral es la predicación de la Palabra. Por lo tanto, es importante conocer la Palabra de Dios. Una cosa es entender algo, otra cosa es entender algo y poder explicarlo. Cuando llegué a Chile hace siete años, no hablaba ni una palabra de español. Cuando comencé el proceso de aprenderlo algo me llamó mucho la atención. Tenía muchos amigos amorosos y pacientes que conversaban conmigo para ayudarme en el proceso. Me mostraron cómo debería hablar. Sin embargo, muy pocas personas pudieron explicarme el porqué cuando quise saber la diferencia entre ser y estar o cuándo usar fue o era o, ¿es le o lo? En cualquier país, cualquier hablante nativo puede mostrarte cómo hablar. Pero, pocos pueden ayudarte realmente a entender el porqué. Requiere estudio. Requiere preparación. Hay una dinámica similar en la vida cristiana. Una cosa es entender las verdades del Evangelio, amar las verdades del Evangelio y vivir las verdades del Evangelio, pero otra cosa es poder predicarlas. La obra de la predicación requiere un conocimiento íntimo y profundo de la Palabra de Dios. Por lo tanto, el seminario ofrece la oportunidad de leer la Biblia en sus idiomas originales. El seminario ofrece la oportunidad para estudiar de manera íntima y profunda la Palabra de Dios. Queremos conocer la Palabra para luego compartirla y para ayudar a otras personas a escuchar la voz de su Dios.

Conclusión

Piloto, médico, abogado, profesor. Son trabajos difíciles y exigentes; conllevan mucha responsabilidad y requieren mucha preparación. El pastor debe guiar al pueblo de Dios en su peregrinaje a la Nueva Creación. El pastor es un médico ofreciendo tratamiento para almas enfermas y necesitadas. El pastor es un abogado proclamando la justicia que se encuentra en Jesús. El pastor es un profesor explicando con paciencia y amor el mensaje glorioso del Evangelio. El pastor es todo esto y más. Cuando consideramos el Dios a quien servimos, el pueblo al cual servimos y el carácter de nuestro servicio, la pregunta no es, ¿por qué ir al seminario? Si tenemos la oportunidad de ir a un seminario para prepararnos, la pregunta es, ¿por qué no?
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¿Por qué ir al seminario no es suficiente para ser pastor?
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¿Por qué ir al seminario no es suficiente para ser pastor?

No hay nada que se compare a la experiencia de tomar por primera vez a tu hijo en tus brazos. De alguna manera, has estado preparándote por meses. Preparando la casa, comprando ropa, cotizando coches, cunas y pañales, leyendo libros y conversando con amigos. Has estado preparándote por meses. Pero nada te prepara para el momento cuando la matrona te pasa a tu bebé y te dice: «te presento a tu hijo». No hay nada como esta experiencia. O mejor dicho, no hay casi nada. La Biblia dice que hay algo que se compara con la emocionante, humillante, gozosa y aterradora responsabilidad de recibir en tus brazos la frágil, bella y preciosa vida de tu hijo. Es la responsabilidad de encargarse de la frágil, bella y preciosa vida de la iglesia. Tomar en tus brazos, como un pastor, a los hijos de Dios. Como dije, cada padre se prepara para cuidar a un nuevo bebé. Los pañales, la ropa y la cuna. Todos son importantes. Sin embargo, al llegar de vuelta a casa, cada papá sabe que no hay nada que te prepare lo suficiente para esto. Como vimos la semana pasada, cada pastor debería prepararse. El seminario es imprescindible, pero no es suficiente. Podemos escuchar, en el llamado de Jesús a Pedro en Juan 21:15-25, el corazón del ministerio del pastor. Tres veces Jesús le preguntó a Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Cada vez que Pedro contestó que ¡sí!, Jesús le respondió: «Cuida de mis ovejas» (NVI). La vida de un pastor es una vida de amor por Cristo que se expresa en un amor por sus ovejas. El seminario ofrece una preparación imprescindible para el cuidado del rebaño de Cristo, pero no es suficiente. Hay dos cosas en particular que ningún seminario te puede entregar. El seminario no puede entregarte el amor ni tampoco puede entregarte la sabiduría que requieres para cuidar del rebaño de Dios.
1. «¿Me amas?»
El seminario no puede entregarte el amor El llamado al ministerio es un llamado a amar. Jesús lo enfatiza cuando repite tres veces la misma pregunta: «¿Me amas?». Amar a Cristo se expresa al amar a su pueblo. Es posible saber mucho de Cristo, sin amar a Cristo. Es posible entender verdades bíblicas, sin recibir ni vivir el amor que la Palabra de Cristo proclama. Esta es la trágica realidad que Jesús vio en las vidas de los líderes religiosos de su época. Así lo describió Jesús en Juan 5:39-40:
Ustedes examinan las Escrituras porque piensan tener en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de Mí! Pero ustedes no quieren venir a Mí para que tengan esa vida.
Es posible leer la Escritura, estudiar la Escritura (hasta entender muchas de las profundidades de la Escritura), pero sin tener un encuentro con Jesús a través de la Escritura. Pablo describió cómo vivió su vida, creciendo en conocimiento y estatus en sus estudios religiosos: «en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, hallado irreprensible» (Fil 3:5-6). Sin embargo, con vergüenza confesó que fue ciego a la gloria de Cristo que brillaba por toda la Escritura. Los falsos maestros de 1 Juan 2:15-19; Demas en 2 Timoteo 4:10; y, lo más trágico de todo, Judas, tienen algo en común. Vieron mucho. Aprendieron mucho. Conocieron mucho. Pero no tuvieron amor por Jesús ni por su pueblo. El tiempo que Demas pasó con Pablo, no logró finalmente conquistar su amor por el mundo. El tiempo que Judas pasó con Jesús, no quitó su amor por el dinero. El tiempo que pasamos nosotros en el seminario, no puede cambiar nuestros corazones. En cambio, ese tiempo simplemente expondrá nuestros corazones. Necesitamos que Jesús venga a nosotros a través de su Palabra, necesitamos que Jesús nos cambie a través de su Palabra para que podamos ver en su Palabra la gloria de su salvación.
2. «Cuida de mis ovejas»
El seminario no puede entregarte la sabiduría El seminario no puede entregarnos el amor, tampoco puede darnos la sabiduría para saber cómo vivir este amor en el mundo. La sabiduría es el amor llevado a la práctica. La sabiduría es cómo el amor se ve en la casa, en la calle, en la oficina, en un hospital. Si queremos amar a Cristo y cuidar de sus ovejas, necesitamos de su sabiduría. Salomón reconoció la seriedad de su responsabilidad como pastor del rebaño de Dios. Al ascender al trono, Salomón se dio cuenta de que vivir la Palabra del Señor y liderar con la Palabra del Señor requería de sabiduría divina. Él pidió que Dios le diera la sabiduría divina que él necesitaba para cuidar del pueblo del Señor. En el libro de Proverbios, vemos cómo Dios contestó su oración. Este libro es una meditación de cómo se ve el amor en práctica. Cómo se ve el amor en la casa y en la calle, en el campo y en la escuela. Salomón dedicó el libro a su hijo, para que él pudiera crecer y ser a su vez un pastor fiel sobre el rebaño que Dios le encomendó a su cuidado. El libro de Proverbios es la expresión de un proceso de instrucción y de preparación sobre cómo vivir una vida sabia. El hijo de Salomón, Roboam, recibió un entrenamiento excepcional sobre cómo ser pastor del rebaño de Dios. Tan pronto como Roboam ascendió al trono, vimos el tipo de rey que realmente era. Lejos de reinar en sabiduría, Roboam «abandonó el consejo que le habían dado los ancianos, y pidió consejo a los jóvenes que se habían criado con él y le servían» (2Cr 10:8). La primera decisión de su reinado fue una decisión necia. Esa decisión provocó una ruptura en su reino y una guerra civil entre su pueblo. El «seminario» de Salomón —el hombre más sabio que haya vivido jamás— no fue suficiente. Toda su instrucción no pudo entregarle a su hijo la sabiduría necesaria para cuidar del rebaño del Señor. Pablo nos recuerda que la sabiduría de Dios se revela en la cruz de Cristo. Solo podemos ver su sabiduría y vivir su sabiduría en el poder del Espíritu Santo. Solo un corazón transformado por el Evangelio en el poder del Espíritu Santo puede ver y vivir la sabiduría que se encuentra en Cristo.

«Y habiendo dicho esto, le dijo: “Sígueme”»

Puedes aprender cómo cambiar pañales. De hecho, es necesario aprender cómo cambiar pañales. No obstante, el amor que te da fuerza para cambiar otro pañal en la madrugada después de otra noche sin dormir, no se puede enseñar. El seminario es importante. Prepararte es necesario. Pero el amor que impulsa nuestro cuidado por la iglesia, la sabiduría que nos muestra cómo vivir ese amor en la iglesia, no se enseña. El seminario es importante, pero no es suficiente. Solo Cristo es suficiente. Sí, Jesús llamó a Pedro para que lo amara y para que cuidara de sus ovejas. Pero en Juan 21:15-19, hay otro llamado. Hay un llamado que es el fundamento y la fuente de todo. Hay un llamado que nos muestra cómo será posible amar y cuidar del rebaño de Cristo. El llamado se escucha en el versículo 19: «Y habiendo dicho esto, le dijo: “Sígueme”». Para servir a Cristo debemos seguir a Cristo. Ninguna preparación es suficiente para la vida ministerial. Ninguna persona es suficiente para la vida ministerial. Solo Cristo es suficiente. Solo en Él encontraremos el amor y la sabiduría que necesitamos para cuidar del rebaño precioso que es su iglesia.
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Serie “La Biblia en la Biblia"

Desde cualquier punto de vista, la Biblia es el libro más influyente e importante que existe. Si quieres saber más de ella, la misma Biblia hace diversas afirmaciones sobre sí misma. En esta nueva serie, queremos invitarte a escuchar lo que la Palabra de Dios dice de sí misma, no solo para que puedas ver cuán valiosa y preciosa es, sino para que puedas confiar en que en ella está todo lo que necesitas para conocer, obedecer y disfrutar a su asombroso Autor.

¿Qué es la Biblia? – Luke Foster

https://www.youtube.com/watch?v=bsuDsCYtHW4

¿De qué se trata la Biblia? - Juan Esteban Saravia

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¿Cómo debemos leer la Biblia? - Eliezer Leal

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¿Por qué seguimos leyendo la Biblia hasta el día de hoy? - Jonathan Muñoz

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