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Photo of ¿Sufres de «anorexia bíblica»?
¿Sufres de «anorexia bíblica»?
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¿Sufres de «anorexia bíblica»?

Nuestras almas pueden morir de hambre, de la misma manera en que nuestros cuerpos pueden hacerlo. Jesús dijo, «…"Escrito está: 'No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.'"» (Mt 4:4). Nuestras almas necesitan comida regular de la Escritura. Y fíjense en la palabra «toda» en Mateo 4:4; necesitamos toda la Palabra de Dios para mantenernos saludables, no solo versículos por aquí y por allá. A. W. Tozer estaba en lo correcto: «nada menos que toda la Biblia puede construir un cristiano completo». Tuve una amiga en la secundaria que se llamaba Julie que sufría de anorexia nerviosa. La anorexia es una enfermedad que ataca a algunas mujeres, provocando una pérdida de peso extrema debido a que se rehúsan comer. El resultado es hemogramas anormales, fatiga, adelgazamiento del cabello, ritmo cardiaco irregular y baja presión sanguínea. Lo aterrador es que las chicas y las mujeres con anorexia no pueden ver cuán delgadas están. Cuando se ven al espejo, no notan los huesos que sobresalen; es más, incluso podrían pensar que se ven gordas. En un sentido similar, los cristianos pueden sufrir anorexia bíblica. Asistí a un estudio bíblico de mujeres en el que se usaba un cuaderno de ejercicios con bastantes tareas. Hacíamos la tarea y luego nos reuníamos a hablar sobre ella. Una amiga me dijo que estaba frustrada con el estudio. Ella dijo, «me gusta venir al estudio bíblico, estar con otras mujeres y abrir mi Biblia, pero luego, me gusta cerrar mi Biblia e irme a casa». Esta mujer estaba ocupada con mucho servicio en la iglesia. Era parte de la banda de música y ayudaba en el ministerio de niños, pero no se daba cuenta de que necesitaba la Escritura para alimentarse espiritualmente de manera personal y regular en casa. Para ella, las Biblias eran para las reuniones de la iglesia. Ella pensaba que una comida por aquí y por allá la sustentaría. No era feliz en la vida y no podía ver que estaba adelgazando espiritualmente, incluso en medio de todo su servicio; ella sufría anorexia bíblica.

Alimento para el alma

Dios llama a su Palabra pan, leche y miel. Él nos la ha dado misericordiosamente para mantenernos vivos y para capacitarnos para crecer. En 2 Pedro 1:3 se nos dice, «[el] divino poder [de Dios] nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquél que nos llamó por su gloria y excelencia». Noten que el divino poder de Dios obra a través del conocimiento de Cristo. Es por esta razón que la Biblia es el plato principal de nuestro menú espiritual. Pablo también exhorta repetidamente a sus lectores a crecer en su conocimiento de Cristo. En sus cartas, él enseña sobre Cristo y anima a otros a que enseñen sobre Cristo. Él ora en Filipenses 1:9, «…que el amor de ustedes abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento». En el mundo moderno, pensamos del amor como si fuera un simple sentimiento, pero Dios quiere que nuestro amor abunde en conocimiento. A medida que crece nuestro conocimiento y nuestro discernimiento, nuestro amor es purificado y podemos dar fruto que redunda para la gloria de Dios. Así como comemos para alimentar cada célula de nuestros cuerpos, leemos y escuchamos para alimentar nuestros corazones y almas.

Fuera del menú

Así como los cristianos pueden sufrir de anorexia bíblica individualmente, las iglesias también pueden morir de hambre. Música vanguardista, videos artísticos e ilustraciones inteligentes pueden construir una multitud, pero la Palabra de Dios es lo que usa el Espíritu Santo para construir una iglesia. Tristemente, la Biblia está siendo marginada hoy en muchas reuniones de iglesia. Incluso en iglesias que «creen en la Biblia», cuando se reúnen, ya no se leen trozos considerables de la Biblia. Quizás porque la consideran muy aburrida. Las verdades bíblicas en los himnos y en las canciones le han dado espacio a expresiones más emotivas sobre cómo nosotros nos sentimos respecto a Jesús o cómo él nos hace sentir. En cuanto al sermón, muy a menudo, ha sido relegado a 20 minutos de historias conmovedoras y comentarios culturales para romper la monotonía de la «predicación». Después de todo, ahora vivimos en una era digital y se nos ha dicho que nuestro período de atención es más corto que el de un pez. En contraste, esto es lo que Pablo le dice a la iglesia: «que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones» (Col 3:16). La Palabra de Dios resuena a través de la iglesia que se reúne a leer, a orar, a cantar y a escuchar la Palabra de Dios. Esa Palabra mora profundamente en ella y se esparce dentro y fuera de ella. La iglesia crece fuerte, convirtiéndose verdaderamente en «columna y sostén de la verdad» (1Ti 3:25). Si tan solo más iglesias resonaran con declaraciones abiertas de la verdad (2Co 4:2) para producir cristianos que están creciendo y madurando. La Biblia sola, empoderada por el Espíritu de Dios, es suficiente para esta obra. Cristianos de manera individual y cada iglesia deben llenarse con la Escritura. Un banquete de Cristo te espera. ¡No muramos de hambre, sino que disfrutemos el banquete!
Nota del editor: este artículo es una adaptación del nuevo libro de Keri Folmar, The Good Portion: The Doctrine of Scripture for Every Woman [La buena porción: la doctrina de la Escritura para cada mujer].
Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks.