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¿Es Dios hombre y mujer al mismo tiempo?
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¿Es Dios hombre y mujer al mismo tiempo?

¿Es Dios hombre y mujer al mismo tiempo? ¿Es Dios mi padre y madre celestial? ¿Son las mujeres hechas a la imagen de Dios? Cuando el hombre y la mujer se unen en matrimonio, ¿son una imagen más completa y cercana a la de Dios?

Dios es trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tanto Padre como Hijo son términos explícitamente masculinos. El Espíritu Santo podría verse como un término neutro, aunque sus roles de consolación y alimentación sugieren atributos que solemos asociar con el género femenino. El hecho de que dos miembros de la trinidad sean representados en términos masculinos, no quiere decir que Dios lo sea (de la forma en que entendemos el término). Tanto Dios el Padre como Dios el Espíritu Santo carecen de cuerpo (y por lo tanto, en rigor, no son hombres). Dios el Hijo sí es un hombre: él no sólo fue masculino en la encarnación, sino que sigue siendo eternamente hombre en su cuerpo resucitado. Génesis 1:27 dice, “Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. La palabra “hombre” en este verso es el término genérico para humanidad, no es un término específico de masculinidad. Él creó tanto al hombre como a la mujer con emociones, voluntad, alma e intelecto. Dios creó tanto al hombre como a la mujer igualmente a su imagen. Este es el primer fundamento para la igualdad de géneros. Es importante reconocer que la igualdad no significa uniformidad. Dios les ha dado dones de igual manera a hombres y mujeres y son igualmente valiosos para él; sin embargo, al mismo tiempo hay diferencias. Es común, si acaso no es natural, ver a Dios a través de los ojos de la humanidad; sin embargo, es mejor ver a la humanidad, en la medida de lo posible, con los ojos de Dios. Él existe antes que el hombre y la mujer. Él se refiere a sí mismo como Padre. Por consiguiente, ¿quién soy yo para darle otro nombre? Es verdad que Dios algunas veces usa analogías e ilustraciones de su obra que son predominantemente femeninas, pero nunca se refiere a sí mismo como mujer, ni se encarna en un cuerpo femenino. Ver a Dios como madre se acerca peligrosamente a muchas creencias y cultos paganos; no es una visión que la Escritura apoye. Dios representa cualidades que nosotros atribuimos a las madres: amoroso, compasivo, lleno de gracia, protector, etc., pero él eligió revelarse y referirse a sí mismo en términos masculinos por medio de su Palabra a la humanidad. Dios creó la maternidad, pero la Biblia no fomenta que nos dirijamos a él como Madre. Por supuesto, las mujeres son completamente capaces de relacionarse con Dios tan fácilmente como lo hacen los hombres, porque ambos son creados igualmente a la imagen de Dios, y Dios sabe todo (y es quien más sabe). Después de crear todo, incluyendo a hombres y mujeres, Dios (la trinidad) vio que todo era muy bueno (Génesis 1:31). Él podría haber hecho al ser humano como un solo sexo o haber creado un sinnúmero de sexos, pero creó específicamente dos para que representaran y portaran su imagen. Hombres y mujeres, cada uno individualmente, portan la imagen de Dios. Un esposo y una esposa, antes de casarse, llevan la imagen de Dios en la soltería, y una vez que se casan, lo hacen en el matrimonio —aunque debido a que Dios se refleja tanto en la masculinidad como en la femineidad, el esposo y la esposa juntos pueden mostrar una imagen más plena de Dios que la que cualquiera de ellos pudo mostrar antes del matrimonio—. No obstante, esto no debería llevar a tener una mala imagen de la soltería. Si el matrimonio llevara a la humanidad a parecerse más a Dios, la Escritura no exaltaría la soltería como una elección de estilo de vida honorable con ciertas ventajas (1 Corintios 7:8). Darse cuenta de que las diferentes fortalezas de hombres y mujeres fueron igualmente diseñadas (aunque luego cayeran) a la imagen de un Dios perfecto es fascinante y animante. Que los hombres sean hombres, y las mujeres, mujeres. Trabajemos juntos para reflejar la gloria de Dios.
Este recurso fue publicado originalmente en Eternal Perspective Ministries. | Traducción: María José Ojeda