volver
Photo of Tres razones por las que debes predicar Proverbios
Tres razones por las que debes predicar Proverbios
Photo of Tres razones por las que debes predicar Proverbios

Tres razones por las que debes predicar Proverbios

Según algunos estudios, cerca del 80 % de los cristianos nacidos de nuevo creen que frases como «al que madruga Dios lo ayuda» en realidad sí se encuentran en la Biblia. Si estos estudios están en lo correcto, entonces es probable que muchos cristianos crean que la «sabiduría» no sea nada más que declaraciones concisas que son generalmente ciertas y, si se siguen, normalmente ayudarán a alguien a llevar mejor la vida. Sin embargo, ¿es esto lo que realmente es la sabiduría? ¡Afortunadamente, no! Según el teólogo Douglas Moo, la sabiduría es una gracia divina que «involucra un conocimiento bíblico de los propósitos y de los caminos de Dios». Usada correctamente, la sabiduría entrega el fundamento de una perspectiva bíblica de la vida que lleva a una justicia viva. Sin embargo, el conocimiento bíblico de Dios y de sus caminos no es mero conocimiento teológico; es un conocimiento verdadero del Único Santo que nos lleva a un temor santo apropiado del Señor (Pr 9:10). Para obtener esta sabiduría, la buscamos (Pr 2:1-9); para vivir en esa sabiduría, debemos depender en Dios (3:5-8); y para aprender tal sabiduría, debemos predicar Proverbios. Pero permíteme entregarte tres razones más para predicar Proverbios.

Tres razones más

1. Tu iglesia necesita ser expuesta al propósito completo de Dios
La predicación expositiva no es solo otro estilo de predicación; revela un compromiso con la veracidad y la autoridad de la Escritura. Por consiguiente, no debemos solo predicar sermones expositivos una que otra vez o simplemente predicar un libro completo de la Biblia. En última instancia, debemos exponer toda la Escritura a toda la iglesia. Cuando nos presentemos ante nuestro Señor para dar cuentas por nuestra iglesia, queremos ser capaces de declarar, junto con el apóstol Pablo, que somos inocentes de la sangre de nuestra congregación porque no vacilamos en declararles todo el propósito de Dios (Hch 20:26-27). Sin embargo, podrías ser tentado a evitar predicar Proverbios porque desafía las definiciones de la predicación expositiva. Seguro, Proverbios del 1 al 9 y el 31 están estructurados como típicos sermones expositivos, pero ¿qué hacemos con todos los que están entre medio? Proverbios hace que la predicación sea desafiante, pero ¿quién más va a enseñarle a nuestra congregación a leer literatura de sabiduría si nosotros no lo hacemos? Un compromiso con la predicación expositiva es un compromiso con la predicación consecutiva de los libros de la Biblia y con la predicación de diferentes géneros literarios. No vacilemos, entonces, con predicar todo el propósito de Dios, aun cuando sea difícil. Eso incluye Proverbios.
2. Tu iglesia necesita aprender a hablarse mutuamente en amor respecto a la búsqueda de santidad y a la batalla contra el pecado y la tentación
Proverbios está escrito por el rey de Israel, el principal cumplidor del pacto, con el fin de instruir a sus hijos a continuar en fidelidad pactual. A lo largo del libro, escuchamos el hermoso lenguaje de padre e hijo con el cual Salomón llama a sus hijos. Por lo tanto, a medida que predicamos Proverbios y lo aplicamos a la iglesia, también le enseñaremos a nuestra congregación cómo hablarse en amor mutuamente respecto a la búsqueda de santidad y a la batalla contra el pecado y la tentación en una variedad de formas: Instruir (1:1–7) Proverbios nos recuerda que la instrucción bíblica es la base desde la cual nos hablamos unos a otros sobre la búsqueda de la santidad y la lucha contra el pecado y la tentación. La fuente de esta instrucción es Dios —verdadero conocimiento de él, de sus propósitos y de sus caminos (2:5)—. Sin embargo, el medio para esta instrucción es generalmente personas que nos aman y que Dios ha puesto en nuestras vidas (2:1-4). Por supuesto, el modo de esta instrucción varía y Proverbios ilustra esto. Quizás la forma más prominente es la paternal, lo que explica la razón por la que los padres buscan ayuda en Proverbios tan a menudo. Pero el hecho de que el libro está lleno de instrucciones de Salomón para sus hijos no limita su aplicación a la crianza (de la misma manera que no limita su aplicación a los hombres). Al contrario, debemos ver este trasfondo de crianza como una hermosa imagen de las dinámicas de las relaciones familiares en la iglesia. Señalar las bendiciones de andar en sabiduría (8:1–36) Mi esposa me ayudó a ver al principio de nuestra crianza que el contexto principal de nuestro hogar debe ser de instrucción positiva. En tal ambiente, la corrección y el «no» se levantan en contraste evidente con la instrucción y el «sí». De igual manera, los miembros de la iglesia deben conversar rutinariamente los unos con los otros sobre la sabiduría y su tono debe estar lleno de instrucción, ánimo y afirmación. Proverbios nos ayuda a ver el valor de señalar el gozo de la obediencia porque andar en sabiduría trae gran bendición (8:12-21). Sin embargo, como cualquier padre pronto descubre, simplemente señalar las bendiciones de la sabiduría no es siempre suficiente para batallar contra el pecado y la tentación. Cuando nuestra fe en Dios y en sus promesas falla, también necesitamos recordar las consecuencias del pecado. Señalar las consecuencias de andar en insensatez (9:1–18) Proverbios no solo nos señala las bendiciones de la sabiduría, también nos señala las consecuencias de la insensatez. Esto explica la razón por la que el libro distingue regularmente el camino de la sabiduría (9:1-12) del camino de la insensatez (9:13-18). No obstante, no se detiene ahí. Un padre o una madre que es sabio espiritualmente, un amoroso hermano o hermana, buscará interceptar al pecado al advertirnos de sus consecuencias. Proverbios es útil aquí: nos da las herramientas para advertirnos entre nosotros sobre las consecuencias de buscar el pecado y de rendirnos ante la tentación. Necesitamos tal lenguaje y necesitamos esos ejemplos para ser capaces de animarnos mutuamente a buscar santidad y a huir del pecado. Sin embargo, hay que reconocer que no siempre somos buenos comunicando estas advertencias amorosamente, por lo que Proverbios también nos da el tono apropiado. En amor, Salomón llama a sus hijos a poner atención a la instrucción que han recibido (1:8-9). Él los insta a buscar la sabiduría por sobre todos los otros tesoros (2:1-5) en base a sus bendiciones (3:21-26; 4:1-13, 20–27) y a evitar la maldad en base a sus consecuencias (4:14-19; 5:1-23). En sus llamados, Proverbios nos recuerda que debemos decir todo en amor. Nuestra iglesia necesita recordar a menudo que cuando hablamos los unos con los otros sobre buscar la santidad y batallar contra el pecado, debemos hacerlo en amor. Proverbios nos da imágenes de cómo hacer justamente eso.
3. Tu iglesia necesita ser recordada de que nuestra única esperanza para andar en sabiduría se encuentra en Cristo
Más importante aún es que Proverbios nos recuerda que la búsqueda de la sabiduría y la elusión de la insensatez son imposibles en nuestras propias fuerzas. Si no entendemos Proverbios, lo aplicaremos a nuestra congregación como «obviedades» que nos ayudarán a llevar una mejor vida. Sin embargo, al hacer eso, olvidamos que Proverbios es un libro del pacto. Bajo el antiguo pacto, se les prometía a aquellos que obedecían tremendas bendiciones, pero aquellos que desobedecían eran amenazados con terribles maldiciones (Dt 28). Le quitamos las «garras» a Proverbios cuando lo convertimos en una mera «palabra para los sabios». En otras palabras, Salomón no está enseñándoles a sus hijos cómo tener una mejor vida ahora. Él está preparándolos para la monarquía. El rey de Israel debía ser el principal cumplidor del pacto. Por su ejemplo, debía liderar a Israel al cumplir el pacto. Desafortunadamente, los hijos de Salomón escogieron andar en insensatez y el reino se dividió en dos después de su muerte. ¿Qué pasó después? Finalmente Israel experimentó todas las maldiciones del pacto por su insensatez. Por lo que Proverbios nos recuerda que necesitamos un rey fiel que cumpla el pacto. El Nuevo Testamento revela que Jesús es ese rey: él es el hijo prometido de David (2S 7). Jesús cumplió el pacto al vivir sabiamente y así obtuvo las bendiciones prometidas del pacto. Jesús cumplió el pacto al recibir las maldiciones en su muerte, de este modo nos liberó a nosotros, los quebrantadores del pacto, de las merecidas maldiciones del pacto (Ga 3:10-14). Proverbios nos recuerda que, si dependiera de nosotros, nunca hubiésemos escogido el camino de la sabiduría. Sin embargo, Dios ha establecido su rey en su trono (Sal 2) y este rey anduvo por el camino de la sabiduría en nuestro lugar. Por eso todas las promesas de Proverbios son nuestras, pero no todavía. Puesto que ahora vivimos en la tensión del «ahora pero no todavía», aún enfrentamos problemas en este mundo. No obstante por medio de la fe en el Rey Jesús, todas las promesas del pacto serán nuestras por toda la eternidad. A través del Rey Jesús, hemos obtenido las promesas de un nuevo pacto: un nuevo corazón, el Espíritu de Dios y un conocimiento personal de Dios. Por medio del Rey Jesús, somos equipados para andar por el camino de la sabiduría. Oh, cuánto necesitamos el libro de Proverbios, pues nos recuerda que nuestra única esperanza de andar en sabiduría se encuentra en Cristo, nuestra sabiduría.

Un par de palabras respecto a la predicación de Proverbios

Personalmente, prediqué una típica serie expositiva desde Proverbios 1 al 8 y luego tomé un descanso. Cuando regresé a la serie, reintroduje Proverbios al predicar el capítulo 9 en una típica exposición. Después del capítulo 9, escogí un número de temas de Proverbios para predicar. Cada semana, revisé los 31 capítulos, observando cómo se abordaba ese tema en particular. Luego busqué anclar cada tema a un texto específico, mientras alumbraba ese tema con otros pasajes de todo Proverbios.  

Encuentra aquí la serie completa "Predicando toda la Biblia".

Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks. | Traducción: María José Ojeda
Photo of Cinco razones por las que debes predicar Levítico
Cinco razones por las que debes predicar Levítico
Photo of Cinco razones por las que debes predicar Levítico

Cinco razones por las que debes predicar Levítico

Cuando nuestras hijas eran más pequeñas, leer la Biblia juntos era una práctica regular. Mi esposa, mis hijas y yo nos sentábamos a tomar desayuno y antes de dirigirme a la puerta, leía un capítulo, hacía un par de comentarios y orábamos juntos. Un año, logramos leer Génesis y Éxodo (¡libros emocionantes!). Y luego… llegamos a Levítico. Mientras comenzaba a leer, inmediatamente, me preguntaba, «¿qué piensan estas pequeñitas sobre la matanza de todos esos animales?». Sabía cuánto aman estas pequeñas a las ovejas, a las cabras y a los pájaros. Dudé por un momento, pero sabía que era importante continuar. ¿Por qué? Porque Levítico es una parte necesaria de una historia que se está revelando. Génesis responde la pregunta de cómo Dios le dará a Abraham los descendientes prometidos. Éxodo responde la pregunta de cómo Dios redimirá a los descendientes de Abraham de la esclavitud para llevarlos a la Tierra Prometida. No obstante, mientras Israel continúa luchando con el pecado y la idolatría, la pregunta permanece, «¿cómo un Dios santo puede relacionarse con personas pecadoras?». Levítico nos entrega una respuesta a esa pregunta. Al mismo tiempo, Levítico también es un libro para nosotros también: porque aún somos un pueblo pecador y Dios todavía es santo. Nos recuerda nuestra necesidad por la misericordia de Dios y de un mediador fiel que expíe nuestros pecados. A continuación, comparto cinco razones por las que debes predicar el libro del Antiguo Testamento, Levítico.
1. Levítico nos recuerda la gracia de Dios y el costo de nuestro pecado (1–7)
Como el pueblo del nuevo pacto de Dios, es fácil minimizar nuestro pecado. Después de todo, Jesús murió en la cruz y pagó completamente el castigo de nuestro pecado. Ya no necesitamos llevar sacrificios diarios al templo (¡y alabado sea Dios por eso!). Sin embargo, esa misma libertad puede tentarnos a minimizar nuestro propio pecado. Levítico, por otro lado, nos recuerda que el pecado es costoso. Prontamente, en Génesis 2:15, se nos dice que la paga del pecado es muerte. No importa el pecado, merecemos la pena de muerte. No obstante, en Levítico, nuestro misericordioso Señor establece un sistema de sacrificio por medio del cual los pecadores presentarían un sustituto. Tan solo imagina, cada vez que una persona peca, él o ella debía llevar un animal que recibiera la pena de muerte que ellos merecían. ¡Eso es gracia! Sin embargo, el sistema sacrificial, también nos recuerda el costo del pecado. El sustituto debía venir del mismo rebaño del pecador. Imagina si cada vez que pecaras, tuvieses que devolverte a buscar un cordero de tu propio rebaño y llevarlo al sacerdote. Y cuando llevaras el cordero al sacerdote lo presentabas como el sustituto que recibiría la pena de muerte por tu pecado. Pero eres tú, no el sacerdote, quien tendría que cortar la garganta del animal. Entonces, la sangre saldría. Piensa en toda esa sangre, no solo la de tu sacrificio sino de todos los sacrificios de ese día. Bajo el nuevo pacto, no tenemos esa dolorosa imagen de lo que cuesta nuestro pecado ni de cómo Dios lo aborda en nuestro sustituto. Levítico nos ayuda a ver la extravagancia de la gracia de Dios y del costo de nuestro propio pecado.
2. Levítico expone la gracia de Dios al entregar un mediador (8–10)
Puesto que Dios es santo, requiere un mediador que esté entre él y su pueblo. En Levítico, Dios aparta a sus ministros que lo servirían a él y a su pueblo (8-9). No obstante, también nos advierte que los ministros de Dios deben servirlo como él requiere y no como ellos decidieran hacerlo (10). Como personas que representan a Dios frente a su pueblo, los ministro de Dios debían enseñarle al pueblo de Dios todo lo que él mandó (10:11). Y como aquellos que representaban al pueblo ante Dios, debían facilitar la expiación (10:17). Ya en Levítico, se hacen estas preguntas: «¿quién será un mediador fiel entre Dios y el hombre?», «¿quién facilitará la expiación por el pecado?».
3. Levítico explica lo que Dios requiere de aquellos que se acercan a él en adoración (11-15)
En Éxodo 24, Moisés consagró a Israel como el pueblo de Dios en base al pacto en Sinaí. Ahora, Dios explica cómo el Israel consagrado debe vivir esta vida apartada con el fin de que puedan acercarse a él en adoración. En Levítico 11-15 se enfatiza la distinción entre lo puro y lo impuro, lo santo y lo común. Aquellos que no eran limpios no podían relacionarse con lo público y no podían adorar a Dios, pero se entregaba lo necesario para que lo sucio pudiera ser hecho limpio. Si bien es posible que no sepamos exactamente por qué esas leyes se dieron fuera de distinguir a Israel de las naciones vecinas, sí sabemos que la obediencia a estas leyes permitió que el pueblo de Dios se acercara a él en adoración. Además, cualquiera que tocara a alguien o a algo que no fuera puro también quedaría impuro. Levítico provoca en nosotros un anhelo por aquel que, por tocarnos, purificará todas las cosas: aquel que estará dispuesto y será capaz de acercarse a Dios en adoración.
4. Levítico anuncia el perdón de pecados en el único mediador entre Dios y el hombre, el Jesucristo (16-17)
El clímax de Levítico está en el glorioso día de la expiación: el día en el que todo el pecado de Israel era perdonado. Se hacían sacrificios para purificar el templo y para expiar los pecados del sumo sacerdote y del pueblo. Un chivo expiatorio era presentado como sustituto sobre el cual simbólicamente eran puestos los pecados del pueblo. Este chivo expiatorio era liberado más adelante fuera del campamento, representando la partida del pecado de Israel. El escritor de Hebreos hace las siguientes conexiones para nosotros. Levítico 16-17 anuncia el sumo sacerdote prometido, que también es el chivo expiatorio que quita los pecados del pueblo al tomar su propia sangre y rociarla en el lugar santísimo. Necesitamos predicar Levítico para recordar que solo Jesús salva por completo.
5. Levítico esboza cómo el pueblo de Dios debe ser santo como Dios es santo (18-27)
Puesto que Dios es santo, nosotros debemos ser santos. Levítico esboza cómo Israel debe distinguirse (ser santo) de las otras naciones en cada aspecto de sus vidas. Levítico también destaca las bendiciones prometidas para aquellos que buscan la santidad (26:1-13) y las amenazantes maldiciones para aquellos que no lo hacen (26:14-39). Al mismo tiempo, la conclusión del libro expone el corazón misericordioso de Dios mientras promete perdón a todo aquel que se arrepienta de su pecado (26:40-46). En un tiempo en el que la santidad es descuidada, debemos recordarles a nuestras congregaciones que debemos ser santos como Dios es santo. Dios bendice la santidad. Afortunadamente, Jesús mismo ha tomado las maldiciones del pacto mosaico y ha entregado la obediencia perfecta que el mismo pacto requiere. Ahora, todos los que se arrepienten de su pecado recibirán el perdón prometido en Cristo y, por tanto, pueden relacionarse con el Dios santo.

Conclusión

Levítico no detalla meramente los sacrificios animales y los códigos de santidad. Lo hace, pero hace muchísimo más. Expone el corazón de un Dios misericordioso que entrega un sustituto por el pecado de su pueblo arrepentido. Ese sustito no solo recibió la pena de muerte en nuestro lugar, también obedeció en nuestro lugar, ganando para nosotros todas las bendiciones de la santidad. Ahora, bajo el nuevo pacto, Jesús nos empodera para vivir una vida santa al concedernos primero un nuevo corazón y al Espíritu Santo. Hermanos, prediquen Levítico. ¿Por qué? ¡Porque en él encontrarás el Evangelio!

Apoyo para la preparación

El libro de Hebreos: Hebreos es el mejor comentario bíblico teológico sobre Levítico. Explica cómo Jesús cumple el antiguo pacto, destacando el lenguaje y las imágenes de Levítico: sacrificio, sacerdocio, sumo sacerdote, día de la expiación.  

Encuentra aquí la serie completa "Predicando toda la Biblia".

Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks. | Traducción: María José Ojeda