volver
Photo of Cabeza del hogar y sin trabajo
Cabeza del hogar y sin trabajo
Photo of Cabeza del hogar y sin trabajo

Cabeza del hogar y sin trabajo

«Dios creó al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó» (Gn 1:27).
Un hombre no tiene que encajar en un estereotipo cultural para ser bíblicamente masculino. Él puede ser un hombre ya sea que vea un partido de fútbol, que pinte un cuadro, que se quiebre frente a una película conmovedora o que limpie narices llenas de mocos. Macho no define la masculinidad. Al contrario, la masculinidad es modelada por Jesús mismo. En esta nueva serie, exploraremos cómo la masculinidad es un reflejo de Dios en las diversas etapas y en nuestro tiempo cultural. Analicemos lo que significa ser un hombre de verdad. Nadie ha dicho esto, pero es realmente asombroso cuánto mejor duermes de noche que de día. Hace más de diez meses[1], nunca consideré la alternativa. Sin embargo, eso fue antes de que mi esposa y yo tomáramos turnos de noche en nuestros respectivos trabajos debido a circunstancias no planificadas en nuestro entorno laboral. Hacer el cambio a dormir de día (cortinas blackout, melatonina, máquinas de ruido blanco) es algo a lo que nunca te acostumbras, un cambio circadiano que espera un ajuste de vida, pero nunca será igual a calidad. Así que por nueve meses, esa fue mi vida: trabajar toda la noche, dormir todo el día; me preguntaba si ese sería mi futuro a largo plazo. Afortunadamente, no lo fue. Después de nueve meses, mi esposa y yo empacamos nuestras maletas y nos cambiamos al otro lado del país como miembros del equipo de una plantación de iglesia, dejando el lugar donde había nacido y crecido (y donde nos conocimos y nos casamos) para irnos a un nuevo hogar y a una nueva comunidad. Afortunadamente, podía volver a dormir de noche. No obstante, el cambio resultó en algo más que mantenerme despierto, algo que invade incluso las silenciosas horas nocturnas. Es un sentimiento que muchas personas han experimentado bien a lo largo de los años, por períodos más largos que yo. Es algo deshumanizante y desestabilizador a la vez en una manera bastante única, que por un lado ofrece oportunidades únicas de descanso y crecimiento; mientras que por otro, agrava cada día trayendo una nueva vergüenza y una nueva carga mental. Hablo sobre la ansiedad que viene al estar desempleado. Cuando mi esposa y yo nos preparábamos para el matrimonio, tuve muchos aliados y pastores confiables que me recordaban Efesios 5:11-33, el pasaje donde Pablo establece las dinámicas complementarias dentro de los confines del matrimonio. Es una estructura que me enseñaron de niño, incluso cuando mi madre desempeñaba el rol de «sostén de la familia», mientras que mi papá estaba en casa con los niños. Es una estructura que he llegado a conocer íntimamente en el corto tiempo en el que mi esposa y yo hemos compartido una vida y un nombre. No obstante, siempre estuve confundido respecto a lo que significaba ser «la cabeza de» mi esposa, especialmente en términos prácticos. ¿Se suponía que yo tomaría las decisiones incluso cuando ella no adhiriera? ¿Se suponía que yo debía corregirla cuando sentía que estaba equivocada, recordándole con energía que debía «someterse»? ¿O había algo más profundo en juego, algo que toma toda una vida de amor y confianza para construirlo y nutrirlo? Aún no lo sé, aunque estoy intentando aprender con más gracia y amor cada día. Sin embargo, ninguna cantidad de consejería prematrimonial o de lectura de libros puede prepararte para cada situación de la vida. Yo no puedo recordar nada en especial que me hayan enseñado o que yo haya leído que me haya instruido en cómo liderar bien a mi esposa y a mi familia bien cuando despierto cada día sintiéndome como en la secundaria: sin trabajo, con poca responsabilidad y con todo el tiempo del mundo (relativamente, por supuesto). Aún creo (y me lo recuerdan tanto mi esposa como mis amigos de confianza) que esta instrucción bíblica es una que debo tomar con seriedad. Sin embargo, ¿cómo se supone que debo liderar esta profunda y misteriosa unión cuando mi esposa llega a casa con la carga de un duro día de trabajo y todo lo que tengo para compartirle es el tiempo que dormí o el contenido de un buen libro que he estado leyendo? No tengo todas las respuestas, y nunca las tendré. Sin embargo, mientras continúo en este tiempo de desempleo, uno por el que oro para que termine pronto, he aprendido que existen pequeñas formas en las que puedo liderar bien este hogar.
1.     Apoyar y animar a mi esposa
Una cosa por la que estoy agradecido en este tiempo de descanso extra es el hecho de que puedo descansar más que cuando trabajaba de noche. La diferencia entre las ocho horas de buen descanso y las siete horas de mal dormir es casi imposible de describir y cada día realmente se siente como una nueva gracia. No obstante, para mi esposa, cuya etapa de desempleo no duró mucho cuando nos cambiamos de casa, los rigores del trabajo diario están activos y son adecuados. Excepto que ahora los está llevando a cabo sin su sistema de apoyo usual. Sus amigas más cercanas están en nuestra antigua ciudad. Sus lugares de escape (parques, caminatas y cafeterías) también lo están. ¿Y la comodidad de estar en un lugar donde uno se siente amado y en confianza? Eso toma tiempo. Así que, ¿cómo respondo ante esto? Según Efesios, yo debo «darme a mí mismo por ella», como Cristo lo hizo por su iglesia, así es como también debo «sustentarla y cuidarla». ¿Qué bien hará toda esta energía extra si no la estoy usando para confortarla cuando su trabajo es agotador o animarla cuando enfrenta esos desafíos de una manera digna de su llamado como coheredera? ¿Acaso no serviría mejor si mi enfoque estuviera en tomar responsabilidad extra por la casa, permitiéndole el tiempo para descansar en la Escritura y en la oración, en lugar de verter esa energía en más ocio para mí? Sé cuál es la respuesta correcta, incluso cuando no siempre la estoy viviendo.
2.     Desarrollar y alimentar hábitos saludables
Siento como si parte de Efesios 5 a menudo se pierde en la baraja, ya que es el mandamiento justo antes del desprestigiado: «las esposas deben estar [sujetas] a sus maridos en todo»; esto es, «así como la iglesia lo está a Cristo...». Este verso no viene con condiciones de trabajo. «En todo», sin duda cubre el desempleo. Si mi estado como buscador de empleo me impusiera no someterme a Cristo en esta etapa de mi vida, no solo mi exégesis es incorrecta, sino que probablemente también lo sea mi comprensión lectora.  Someterse a Cristo cubre muchas prácticas, pero ¿qué maneras más simples y más dulces hay que «oren sin cesar», como Pablo instruyó a los tesalonicenses? ¿O ser como David en el Salmo 119 y meditar en los decretos del Señor? ¿O meditar en el Señor mismo con el Salmo 63? Es probable que mi desempleo no dure para siempre. Cuando termine, me encantaría poder mirar esta etapa como una en la que mi tiempo fue bien invertido en refugio con el Señor y no sin propósito en Twitter o Netflix.
3.     Búsqueda de trabajo e identidad
Esta podría parecer la exhortación más simple de todas, pero es de suma importancia. Podría ser fácil justificar la pereza con la excusa de «descansar bien» o «recuperar los nueve meses de sueño». No obstante, me conozco a mí mismo y sé que tiendo a la pereza. ¿Cómo puedo esperar que mi esposa sea sustentada y cuidada cuando llega a casa para encontrarse con que yo no me he estado preocupando por el estado futuro de nuestro hogar y familia mientras ella no está? Parece una hipérbole, pero es fácil convertirse en el perezoso del campo y en el hombre junto a la viña que le falta entendimiento (Pr 24:30-34). Sin embargo, debo «mira[r] a la hormiga», como dice Proverbios 6: «prepara en el verano su alimento y recoge en la cosecha su sustento». Un estado de desempleo puede llegar a ser deshumanizante después de un rato. El éxito de mi trabajo anterior, mi crecimiento como esposo y como amigo, mis metas como plantador de iglesia, todo parecía poco prometedor en la mañana cuando despertaba y recordaba que mis días estaban vacíos, un pensamiento que debilita todo sentimiento de valor. Afortunadamente, es una mentira. Mi valor fue comprado en la obra perdurable de Cristo en la cruz, planificado antes del tiempo por el Padre. Mientras más recuerdo esto, mejor seré capaz de lograr las tareas que vienen y de enfrentar otras dificultades ocultas en el futuro. He vuelto mucho a Mateo 6, donde Jesús le recuerda a sus discípulos que las aves del cielo son alimentadas y los lirios del campo vestidos. «¿No son ustedes de mucho más valor que ellas?», preguntó. «¿No hará Él mucho más por ustedes, hombres de poca fe?», desafió. Nada se escapa a las manos del Padre mientras obra a fin de proveer para nuestras necesidades. Por lo tanto, este tiempo extra de descanso es por diseño. ¿Qué mejor manera de invertirlo que sirviendo a mi esposa? La sirvo desde la abundancia del descanso que se me ha dado al redimir el tiempo con disciplinas saludables que me acercan a Cristo y al continuar buscando nuevas oportunidades de trabajo y  misión. Hay personas más sabias y experimentadas que te aconsejarán cómo encontrar bien un trabajo. Sin embargo, puedo decir esto desde la experiencia. No porque haya dejado de tomar melatonina y sacado las cortinas blackout, sino porque sé que esta etapa de desempleo no será desperdiciada.
Este recurso fue publicado originalmente en Morning By Morning.

[1] N. del T.: Este artículo fue publicado el 3 de julio de 2018.