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Photo of El dinero: un instrumento para bendición, no un indicador de bendición
El dinero: un instrumento para bendición, no un indicador de bendición
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El dinero: un instrumento para bendición, no un indicador de bendición

Estaba en la universidad. Era un cristiano joven. Recuerdo haber pasado un día caminando por el lado del automóvil de lujo de mi pastor para ir a la oficina de la iglesia. Me saludó una señal en la puerta que decía: «Ya no aceptamos solicitudes de benevolencia debido a restricciones de presupuesto». No es necesariamente incorrecto que un pastor tenga un automóvil de lujo. No es necesariamente correcto que una iglesia use todo su dinero a libre disposición para cuidar de los pobres. Sin embargo, la yuxtaposición de estas dos cosas en ese momento provocó que comenzara a ver a la iglesia a través de unos lentes diferentes casi inmediatamente, como cuando compras un automóvil nuevo y luego comienzas a ver ese modelo en todos lados. A lo largo de los próximos meses, comencé a notar distorsiones similares por toda nuestra iglesia: en lo que medía y evaluaba (crecimiento numérico, salud física, bienestar económico); en lo que la iglesia y sus miembros gastaban o no gastaban nuestro dinero. Esta es una manera de resumir el patrón más grande: el dinero, las cosas y lo externo generalmente eran tratadas como un indicador de la bendición de Dios. No eran tratadas como un instrumento para bendecir a otros y hacer crecer la obra del Evangelio. Lo gastábamos en nosotros mismos. El efectivo llegaba a nuestro callejón sin salida y no se iba. La iglesia era su propio pequeño reino privado. Los ministros y las personas que tienen futuro y prometen llegar lejos son recompensados por el tiempo que permanezcan «leales» y apoyen a la iglesia. Si alguien intentaba irse y comenzar una nueva obra del Evangelio, el apoyo moral y económico se detendría. Las misiones, la plantación de iglesias y llevar el Evangelio a las naciones eran actividades muy raras, siquiera se mencionaban. Si no has captado las pistas, yo era parte de una iglesia influenciada por el evangelio de la prosperidad. Para entender cómo las iglesias y los cristianos deben ver el dinero, debemos comenzar con una visión bíblica de la bendición. Escucha lo que el Salmo 32 dice que es la verdadera bendición: «¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto! ¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño!». El perdón de pecados, como se declara y descubre en el contexto de una comunidad de iglesia, es el verdadero indicador de la bendición de Dios. En otras palabras, no midas el amor y el favor de Dios hacia ti por el dinero que tienes o que piensas que debes tener. Existen muchas personas adineradas que van al infierno. ¿Recuerdas lo que dijo Jesús sobre el camello que puede pasar por el ojo de una aguja? Sabes que te ama y está a tu favor ¡porque te ha perdonado! «Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Ro 5:8). El dinero y los recursos, entonces, son instrumentos para propagar este mensaje. Las iglesias y los cristianos no deben ser callejones sin salida para el dinero; deben ser carreteras para las finanzas. No seas como el necio que solo sabía cómo construir graneros más grandes y acumular lo que Dios le había dado, pensando que esa era su seguridad. Gasta lo que tienes para el reino. Págales a pastores para que prediquen el Evangelio. Apoya a otras personas, misioneros e iglesias cuando salgan a realizar la obra del Evangelio. Entonces, pídele a Dios que dé más para que también puedas disponerlo para propósitos del Reino. Olvídate de identificar a los más descarados ofensores del «evangelio de la prosperidad». ¿Qué hay de ti? ¿Lideras a tu iglesia para ver las riquezas como un indicador de bendición o como un instrumento para bendecir? Estas son un par de preguntas más para hacerte a ti mismo:
  • ¿Cómo ve y maneja los recursos la iglesia que lidero?
  • ¿Qué cosas celebra nuestra congregación? (Las posibilidades son que las aprendieron de ti)
  • ¿Por cuánto tiempo has estado «queriendo» que aumente nuestro presupuesto para misiones? ¿En qué cosas hemos usado nuestro dinero que ha evitado que hagamos esto?
  • ¿Por qué estoy tan preocupado por cuántas personas asisten a mi iglesia? ¿Por qué el crecimiento numérico es tan importante y por qué envidio a otros pastores?
  • ¿Por qué espero que nuestro presupuesto crezca este año? ¿Por qué estoy orando para que Dios provea más recursos?

Ninguno de nosotros es inmune a pensamientos defectuosos sobre cómo ver el dinero que Dios nos ha dado. ¿Es el dinero una bendición? En algunas maneras, sí. No obstante, más que eso, es un instrumento para señalarle a las personas la verdadera bendición: ¡conocer al Señor!

Este recurso fue publicado en 9Marks. | Traducción: María José Ojeda