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Photo of Cómo ayudar a mujeres cuyos esposos luchan con la pornografía
Cómo ayudar a mujeres cuyos esposos luchan con la pornografía
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Cómo ayudar a mujeres cuyos esposos luchan con la pornografía

No hay duda de que el pecado de mirar pornografía ha afectado a muchos en la iglesia. Si bien se le da mucha atención a aconsejar a aquellos que miran pornografía, ¿qué consejo podemos dar nosotros como pastores a las esposas contra quienes se ha pecado y que desean ver a sus esposos crecer en santidad?[1]
1. Hermana, busca consuelo en Cristo
Una esposa que acaba de escuchar a su marido confesar podría buscar consuelo en las disculpas, en los sueños de un esposo que no mira pornografía o en un matrimonio sin conflicto. Sin embargo, el consuelo final no se puede encontrar en nada más que no sea Cristo el Salvador y fiel esposo. Cuando uno siente intensos sentimientos de traición y abandono, los pastores deben consolar a los afligidos guiándolos a su fiel Salvador que los ama y quien promete nunca dejarlos ni abandonarlos. Los pastores deberían asegurar a estas esposas que Dios está con ellas en contra del pecado de su esposo[2]. Él tiene compasión por aquellos que están sufriendo. Él se acerca a los quebrantados de corazón. No obstante, mirar a Dios en Cristo puede significar ayudar a la hermana a enfrentarse con sus propias esperanzas equivocadas. En estos momentos, debemos recordarle a la hermana que Dios usa nuestras circunstancias para que nos deshagamos de incluso las cosas buenas que nos fallan (cónyuges, matrimonios, etc.). Para aquellas que se sienten desesperanzadas y abandonadas, las apuntamos a Cristo como el verdadero descanso de su alma (Mt 11:28-30). Para aquellas que sienten miedo y ansiedad sobre el destino eterno del alma de sus esposos y sobre el «éxito» de sus matrimonios, las apuntamos a Cristo como Aquel en cuyas promesas y poder se puede confiar con seguridad (Fil 1:6). Para aquellas que están inseguras y llenas de retorcidos celos, las apuntamos a Cristo y les recordamos que solo Dios merece toda la gloria de su creación y que solo Él debe ser el gran objeto de nuestra atención y afecto (Ro 1:18-32; 1Ti 1:15). Solo Dios es digno de nuestra perfecta confianza y esperanza final. Por lo tanto, anima a los afligidos a buscar consuelo en Cristo. Las siguientes dos exhortaciones tienen la intención de fortalecer el corazón herido para que sea el que ayude.
2. Hermana, recuerda que tu esposo ha pecado primero contra Dios
Va a ser devastador para una hermana escuchar que su esposo ha estado pecando en su contra al mirar pornografía. Sin embargo, aunque el esposo de hecho ha pecado gravemente contra su esposa (y contra otros), no debemos olvidar que primeramente ha pecado contra Dios (Sal 51:4). Olvidar esta verdad puede poner el alma del esposo en una situación más precaria aún. Después de todo, es posible que una esposa herida desee que su esposo se reconcilie con ella antes de que se mencione a Dios. Comprender que el pecado es primeramente contra Dios les recuerda a las hermanas que deben vivir en la realidad de que Dios demanda que sus esposos se reconcilien con Él ante todo. Como pastor, tu consejo en esta área debería estar apuntando primero a ayudar a la esposa a ver a su esposo en relación a Dios y después, de manera secundaria, en relación a otros. Si inviertes este orden, entonces la esposa se convertirá funcionalmente y tal vez incluso en un dios sobre su esposo. Pero cuando el orden se preserva, él sabrá que es primeramente a su Creador a quien debe rendir cuentas.
3. Hermana, búscate a ti misma en tu esposo
Aunque ella no peque como él, es, sin embargo, una pecadora como él. Y cuando una hermana vive la vida ante los ojos de su Dios santo, es justo que pueda reconocer humildemente que ella también es pecadora. Puede que sea difícil para una hermana escuchar este consejo dependiendo de cuán fresca es la herida y de cuán profunda se sienta. Ora por sabiduría para saber cuándo y cómo aconsejar ciertas verdades a lo largo de la consejería. Puede ser útil clarificar que el objetivo de dicho consejo no es excusar el pecado del esposo, sino ayudar a cultivar una identificación con su esposo. El punto más grande es que la persona que no sabe que necesita perdón nunca perdonará. Ella solamente demandará perfección, lo que significa que su matrimonio nunca será restaurado. Al recordarse a sí mismos e incluso al abrazar su necesidad de la gracia de Dios, la parte ofendida puede suavizar su propio corazón dolido y cultivar un espíritu de cooperación muy necesario.
4. Hermana, pelea por la fe de tu marido
Dios desea que los cónyuges sean agentes de santificación mutua. El grado en el que cada uno ayuda dependerá de cuánto uno es capaz de soportar. Es raro, pero algunos cónyuges se vuelven los compañeros de rendición de cuentas del otro. Es más común que una esposa simplemente sepa que su esposo recibe la rendición de cuentas de algunos hermanos de la iglesia. No hay una única respuesta. Como pastor, ayuda a la pareja a encontrar el balance correcto para ellos. Más que nada, quieres que la hermana vea la dulzura de colaborar con su esposo. ¿Cómo puede ayudar ella? Primero, orando. Ora para que su corazón esté tan fascinado y satisfecho en Cristo (Sal 23:1) que abandone el pecado. Ora para que crezca en su amor por Cristo. Ora para que Dios le dé una profunda convicción de su pecado en todas sus facetas. Ora para que crezca en celo y en conocimiento de la gloria de Dios. Ora para que este celo lo obligue a usar sus «instrumentos para la justicia» (Ro 6:13), y que este celo encienda en él un deseo de ver a todas las personas creadas por Dios hacer lo mismo. Podríamos seguir con cosas buenas por las cuales orar. Segundo, creciendo en el entendimiento bíblico de la naturaleza de la lujuria. Dicho entendimiento la prepara para servir a su esposo. Por supuesto, su ministerio no debe terminar ahí. Este entendimiento la prepara para servir a otras hermanas en la iglesia que están luchando de maneras similares. Aquí hay algunos recursos útiles para personas que están empezando a trabajar este tema:
  • Sex is not the problem, Lust is [El sexo no es el problema, la lujuria lo es] por Joshua Harris. Este libro analiza la lujuría y la pornografía desde una perspectiva bíblica y de manera introductoria.
  • Making all things new [Haciendo nuevas todas las cosas] por David Powlison. Este libro presenta el hecho de que el pecado no nace en aislamiento, sino que a menudo es motivado o está conectado con otros temas y pecados.
  • Wired for Intimacy: How pornography hijacks the male brain [Programados para intimidad: cómo la pornografía secuestra el cerebro masculino] por William M. Struthers. Este libro aborda los efectos de la pornografía en la fisiología humana. Si bien se acerca al tema desde un punto de vista biológico, aún es útil para entender por qué la adicción a la pornografía es tan fuerte.
La información obtenida en recursos como estos deberían ayudar a la hermana a entender la naturaleza de la lujuria que a su vez le ayudarán a pelear por la fe de su esposo, a trabajar con él por su gozo y santidad en Cristo a través de la oración, la comprensión y el apoyo (2Co 1:24).
5. Hermana, busca rendir cuentas
Nuestras hermanas son mejor ayudadas si las preparamos para lo que puede ser una batalla larga y dura, ya que la tentación de su esposo por la pornografía puede durar largos periodos de tiempo. Ella necesitará perseverar en medio de las pruebas a medida que se recuerda a sí misma su identidad en Cristo como hija de Dios, a medida que confía en la soberanía y bondad de Dios, y ayuda a su esposo amándolo con el amor de Cristo. Si bien el pastor puede comprobar cómo está la pareja, ella será mejor servida al rendir cuentas con otra hermana. Si ella no sabe con quién o por dónde empezar, conéctala con otra miembro de la iglesia. Mientras se esfuerza por confiar en Cristo y servir a su esposo, ella necesitará el apoyo de los miembros de la iglesia que pelearán por la fe de ella, mientras ella pelea por la suya propia y la de su esposo.

Conclusión

Se podría decir mucho más, pero espero que estas verdades fundamentales nos ayuden a nosotros, los pastores, para servir los corazones heridos de hermanas cuyos esposos luchan con la pornografía. Por la gracia de Dios y con el ejemplo de Cristo, estas hermanas heridas pueden ayudar a sus esposos, incluso frente a tan grande ofensa.
Este artículo fue publicado originalmente en 9Marks.

[1] Usando la estructura de consejería de Paul Tripp: «amar, conocer, hablar, hacer», este artículo aborda lo que los pastores deben «hablar» y cómo deben llamar a su gente a «hacer» lo que Dios desea. Sin embargo, vale la pena repetir aquí que los pastores deben buscar entender («amar y conocer») a aquellos a quienes aconsejan, ya que los hechos que obtenga y los sentimientos que comprenda sin duda moldearán el consejo que dará. Para el formato de consejería de Tripp, ver Instrumentos en las manos del Redentor: personas necesitadas de cambio ayudando a otros con necesidad de cambio.[2] Jesús incluso da fundamentos para el divorcio por inmoralidad sexual, que incluye la pornografía. Ver el artículo de Tom Schreiner titulado «Pornography and Divorce» [Pornografía y divorcio].