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Cuatro razones por las que debes predicar Tito
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Cuatro razones por las que debes predicar Tito

«¿A quiénes estará dirigida tu iglesia?». Escuché esta pregunta muchas veces antes de que empezáramos nuestra nueva iglesia. Me hablaron de estudios demográficos, de asesores de iglesias y de otras fuentes de orientación profesional que podían ayudarme a encontrar la mejor respuesta. Aunque a veces sentí la tentación de dar una respuesta sarcástica como: «bueno, esperamos alcanzar a los monociclistas mileniales de Miami que toman agua con infusión de electrolitos pero no en plástico de uso único», opté por una manera más apropiada. Simplemente, le señalé a la persona indagadora cómo las iglesias del Nuevo Testamento responderían esa pregunta. Reconozco que esta pregunta revela buenas intenciones. La gente quiere que el ministerio sea eficaz, pero esta preocupación a menudo se exagera por una insistencia en eficacia pragmática. Tiene como objetivo cambiar el modo de hacer las cosas. «¿A quiénes estará dirigida nuestra iglesia?» significa «¿a quiénes intentaremos atraer?». La respuesta a esa pregunta determinará nuestros instintos ministeriales en cuanto a lo que ofrecemos: nuestro estilo, decoración, programas, bebidas, etc. Pero, aparte de los idiomas localizados evidentes y de las expresiones culturales regionales, ¿no revela esto una manera equivocada de pensar de la iglesia? ¿No sería empezar la iglesia haciendo un tipo de distinción que Santiago nos llama a evitar (Stgo 2:1 y en adelante)? Es por eso que estoy tan agradecido del libro de Tito. Podemos leer la correspondencia entre un pastor plantando una iglesia y otro pastor también plantando una iglesia. Al apóstol Pablo no le preocupa de dónde venga la gente, no hace distinción entre «Sally de Seattle» y «Miguel de Miami». Él quiere enseñarle a su amigo Tito sobre el tipo de iglesias donde Jesús querría asistir. Tito debe de tomar el fruto visible de la predicación del Evangelio y poner «en orden lo que queda» (Tit 1:5). Tito es un pastor joven y el libro que lleva su nombre es una brújula que debería conducir a cualquier iglesia en la dirección correcta. Ya sea que te estén enviado a plantar una nueva iglesia, a edificar a otros hombres que tu iglesia quiere enviar o buscas hacer una revisión bíblica en la iglesia que has pastoreado por años, aquí hay cuatro razones por las que debes predicar Tito.
1. Enfatiza la prioridad del liderazgo piadoso en una iglesia
Tiene que haber sido muy alentador ver a la gente responder a la predicación del Evangelio mediante el arrepentimiento y la fe. Evidentemente, Dios bendijo el ministerio del apóstol Pablo y de otros en la isla de Creta. Como residentes de esta isla frente a la costa griega, la obra de estos nuevos cristianos recién había comenzado. ¿Y dónde quiere Pablo que Tito comience? Él quiere que estas nuevas iglesias tengan líderes capacitados. Hoy en día, podemos leer mucho sobre el valor de tener líderes que sean dinámicos agentes de cambio y que también tengan «cuero duro» pero un corazón blando. Todo esto está muy bien pero es una imagen incompleta de aquellos que Dios levanta para liderar a su pueblo. Desde el principio, Pablo le dice a Tito que evalúe y establezca hombres capacitados para dirigir estos grupos de nuevos cristianos. Estos requisitos se enfocan más en el carácter que en la habilidad de la persona (Tit 1:5-9). Aun cuando se examinan las habilidades, la evaluación no se basa en éxitos anteriores en otras áreas de liderazgo como podrían ser los negocios, el atletismo, etc. Más bien, la habilidad más esencial es la de enseñar la Palabra de Dios, lo que incluye tener el discernimiento y el coraje de decir si algunas enseñanzas no están alineadas a todo el consejo de Dios. Hoy en día a nuestras iglesias les vendría bien una nueva revisión de los hombres en los que estamos invirtiendo para llevar a cabo el trabajo de un anciano. ¿Qué «currículum» de discipulado usamos cuando oramos al Espíritu Santo para que levante líderes de la iglesia (Hch 20:28)?
2.Nos recuerda que liderar la iglesia requiere coraje
«Piensa globalmente, actúa localmente». Esta frase, atribuida a un escocés llamado Patrick Geddes en 1915, ha ganado fuerza en los últimos años. Ya sea para tratar de producir una rendición de cuentas en las empresas locales o de enseñar responsabilidad personal a los ciudadanos, esta frase ha hecho que la gente se dé cuenta de lo que está pasando en su propia ciudad, y no solo  en otros lugares del país o del mundo. Esta misma perspectiva puede ayudar a las iglesias locales. En general, la mayoría de los cristianos, y en especial los pastores, probablemente estarían de acuerdo en que la enseñanza falsa y los líderes polémicos han sido un problema en el pasado o en países muy distantes. Pero, ¿qué pasa con sus iglesias hoy en día? ¿Qué está pasando en las vidas de su propia gente? ¿Qué pasa con los libros de su propia gente que están juntando polvo en sus estantes? Pablo nos hace respirar sales aromáticas y nos despierta a la realidad de que en cualquier época los maestros falsos podrían estar tratando de alejar a nuestros miembros de la verdad dada a los santos de una vez y para siempre (Jud 3). Los ancianos mencionados en Tito 1:5 necesitaban ponerse a trabajar y encargarse de los rebeldes mencionados en Tito 1:10 y en adelante. Los nuevos ancianos fueron llamados al servicio activo de inmediato. Los maestros falsos debían ser silenciados (1:11) y los maestros locales descarriados debían ser reprendidos (1:13). Aunque esta gente parecía ser piadosa (1:16), en realidad eran impíos y divisivos. Posteriormente, Pablo le dice a Tito que exhorte, reprenda (2:15) y aliente a los demás a ser obedientes a los líderes políticos (3:1). Todo esto requiere coraje. Requiere temer a Dios más que a los hombres. La carta a Tito incentiva a los líderes de la iglesia de hoy a que despierten, que miren a su alrededor, que protejan al pueblo de Dios de los lobos y que alienten a la gente a ser espiritualmente activa, no letárgica.
3. Nos dice por qué una cultura de discipulado es tan importante para una iglesia
Tengo una herramienta que uso para ajustar mi patineta. Lo hace todo. (Los skaters saben a qué herramienta me refiero.) La uso para cualquier cosa, desde adaptar los ejes hasta sacar las ruedas o cambiar amortiguadores. Así es como muchos cristianos ven sus reuniones dominicales. Es la única herramienta que ellos usan para todo en su vida cristiana. ¿Tienen un amigo que necesita escuchar el Evangelio? Tráelo a la iglesia. El pastor le predicará el Evangelio en su sermón. ¿Estás buscando amigos cristianos? Ven a la iglesia. Podrás sentarte alrededor de gente nueva y quizás llegues a conocer a algunos. ¿Necesitas ayuda con algunos pecados que están dominando tu vida? Ven el domingo. Nunca se sabe, quizás el pastor se refiera a ese tema directa o indirectamente. Si bien yo tengo mucha reverencia por los domingos, Dios no quiere que sean la única «herramienta» de la que los cristianos dispongan. De hecho, mucho de lo que Dios hace en la vida de la gente lo realiza a través de personas que no son ni pastores ni ancianos, y no solo lo hace los domingos. Pablo quiere estar seguro de que Tito entiende esto. Hombres y mujeres, viejos y jóvenes deben estar en comunidad para ayudarse los unos a los otros a crecer en Cristo. Aunque Pablo deja muchas preguntas sin responder como: ¿cuántos?, ¿con quién?, ¿qué tan a menudo?, ¿haciendo exactamente qué?, él quiere que estas nuevas iglesias tengan una cultura donde los cristianos se amen, se cuiden, aprendan y crezcan juntos (2:2-6).  Esta no es una característica exclusiva de las iglesias de Creta, no es solo «una costumbre de isleños». Es una costumbre de la iglesia. Pablo les dice a los efesios que lo mismo debe pasar en su iglesia (Ef 4:11-16). Las iglesias de hoy deben ser conocidas no solo por las clases que ofrecen o los libros que recomiendan. Deben ser conocidas por tener padres y madres humildes en la fe que con gusto reciben e invierten en la vida de cristianos más jóvenes que son nuevos en la fe.
4. Nos enseña cómo se ve el fruto del Evangelio en la práctica
En la carta de Tito, se encuentra una de las afirmaciones más concisas y asombrosas del Evangelio en el Nuevo Testamento (Tit 3:3-7). A veces les aconsejo a los cristianos que no están seguros de cómo «dar testimonio», que lean estos versículos y luego los usen como ejemplo autobiográfico. Sin embargo, aunque ese es un gran resumen, está lejos de ser todo lo que Pablo quiere que estos cristianos sepan. En realidad él quiere que Tito les enseñe cómo hacer pública su profesión de fe. El tema principal en Tito es las buenas obras (1:16; 2:7, 14; 3:1, 8, 14). Dios quiere que estos cristianos sepan no solo lo que Él ha hecho por ellos y en ellos, sino que también lo que deben hacer al testificar sobre la gracia de Dios en sus vidas. Los cristianos deberían estar más que dispuestos a hacer buenas obras.  Deberían querer hacerlas. Observa tú mismo las descripciones. No es solo Tito quien debe ser «un ejemplo de buenas obras» (2:7), sino que además la gente debe procurar «ocuparse en buenas obras» (3:8, 14). Todos tenemos mucha ropa. La guardamos en nuestras cómodas, closets y cajas de plástico debajo de nuestras camas. Pero la única ropa que la gente sabrá que tenemos, es la que usamos en público. Es igual en la vida cristiana. La gente puede identificarse como cristiana todo el día. Pero el mundo solo verá el poder del Evangelio cuando vea cómo nos relacionamos entre nosotros y con otros. Podrían notar un cambio de actitud hacia el gobierno (3:1). Podrían notar mayor autocontrol en nuestras conversaciones (3:2). O podrían notar que nuestras obras de caridad para los necesitados son más generosas (3:14). Las buenas obras que fluyen de nuestra fe en el Evangelio deberían ser indiscutibles y evidentes. Entonces, ¿en qué se deberían enfocar nuestras iglesias? ¿Cuáles deberían ser sus prioridades en los primeros años? ¿Una página web fácil de usar? ¿Una presentación atractiva en las redes sociales esperando recibir doble clic, ser retuiteada y compartida? ¿Una taza de café fresco que haga abrir los ojos y los oídos antes de que el sermón comience? No obstante, el ministerio bíblico es reconfortantemente más simple y sorprendentemente más profundo que eso. Las iglesias de hoy deberían proclamar el Evangelio fielmente, nombrar líderes apropiadamente, buscar vivir públicamente para Cristo y abordar los problemas difíciles que surgen con el tiempo. Esta es la descripción de una iglesia a la que Jesús le gustaría asistir. Lee y prédica Tito tú mismo.  

Encuentra aquí la serie completa “Predicando toda la Biblia”.

Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks. Traducción: Marcela Basualto