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Photo of ¿Qué significa que las mujeres deben «permanecer calladas» en la iglesia? (1 Timoteo 2)
¿Qué significa que las mujeres deben «permanecer calladas» en la iglesia? (1 Timoteo 2)
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¿Qué significa que las mujeres deben «permanecer calladas» en la iglesia? (1 Timoteo 2)


Este artículo es parte de la serie Pasajes difíciles publicada originalmente en Crossway.

Lee el pasaje

8 Por tanto, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas, sin ira ni discusiones. 9 Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos, 10 sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad. 11 Que la mujer aprenda calladamente, con toda obediencia. 12 Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada. 13 Porque Adán fue creado primero, después Eva. 14 Y Adán no fue el engañado, sino que la mujer, siendo engañada completamente, cayó en transgresión (1 Timoteo 2:8-14).

Una exhortación para los hombres

Es significativo que Pablo se dirija a los hombres en el versículo 8 antes de dirigirse a las mujeres en el versículo 9. Pablo ve a los hombres como líderes de sus hogares y, a algunos de ellos, como líderes de la iglesia. Él está dejando en claro que tienen un rol particular «en todo lugar» donde se reúna la iglesia, incluyendo en Éfeso. Se supone que los hombres deben orar. Pablo ya ha dejado en claro por qué cosas quiere que oren (1Ti 2:1-7). El tema en el que se enfoca aquí es sobre cómo se supone que deben orar, y se centra en dos cosas: una positiva y una negativa. En el lado positivo, deben orar «levantando manos santas». Esta es una postura de oración común en el Antiguo Testamento (1R 8:22; Sal 28:2; 63:4). Jesús mismo oraba con manos levantadas (Lc 24:50). Una referencia en Isaías sobre levantar las manos informa nuestro entendimiento de las palabras de Pablo en 1 Timoteo 2:8:
Cuando extiendan sus manos, Esconderé mis ojos de ustedes. Sí, aunque multipliquen las oraciones, No escucharé. Sus manos están llenas de sangre. Lávense, límpiense, Quiten la maldad de sus obras de delante de mis ojos. Cesen de hacer el mal (Isaías 1:15-16).
Isaías es claro al decir que levantar las manos no es meramente una postura para orar. Las manos de una persona representan sus obras, que pueden ser puras o impuras. En el texto de Isaías, las «manos» de sus oyentes están cubiertas de sangre, así que Dios no los escuchará. Es por esto que Pablo llama a estos hombres a orar con «manos santas». Sus expresiones públicas de adoración deben fluir de una vida marcada por la piedad. En otras palabras, Dios está buscando adoradores que lo adoren en espíritu y en verdad, no en hipocresía. A Dios le importa muy poco la actuación religiosa de un hombre en la adoración si tal hombre está viviendo como el diablo en otros lugares. Así que Pablo dice que los hombres deben levantar «manos santas». Negativamente, Pablo afirma que las expresiones públicas de adoración deben brotar de una vida sin ira ni discusiones. La ira y las discusiones son, por lo tanto, los pecados específicos a la vista que vuelven impías las «manos» de un hombre. «Ira» se refiere a una disposición interna de ira e indignación, mientras que «discusiones» se refiere a disputas y peleas impías producidas por tal espíritu de enojo. «Levantar manos santas» requiere una transformación tanto de corazón como de obras.

Una exhortación para las mujeres

«Asimismo» indica una correspondencia entre la exhortación de Pablo a los hombres en el versículo 8 y su exhortación en el versículo 9. George Knight explica la conexión de esta manera: «Así como los hombres cristianos necesitaban ser advertidos de que su interés en el vigor y la discusión no debería producir conflicto y disensión (v. 8), igualmente las mujeres cristianas necesitaban ser advertidas de que su interés en la belleza y en el adorno no debería producir falta de modestia e indiscreción»[1]. No hay nada nuevo bajo el sol. Las mujeres en el tiempo de Pablo estaban preocupadas por su apariencia como lo están algunas mujeres en nuestro tiempo. Existe evidencia desde la antigüedad de que estos adornos particulares (elaborados peinados ostentosos, oro, perlas, vestidos costosos), aunque no son malos en sí mismos, podrían ser marcas de motivaciones pecaminosas: «Es el exceso y la sensualidad que connotan estos elementos lo que Pablo prohíbe (Stg 5:1-6), no los peinados, oro, perlas o incluso vestidos costosos en sí mismos»[2]. No es que todos los peinados, oro, perlas y vestidos costosos estén mal. Son solamente aquellos que expresan seducción u ostentación (1P 3:3-4, donde Pedro no está prohibiendo usar «ropa» en sí misma). Los hombres judíos, en general, no fomentaban el aprendizaje de las mujeres en el primer siglo; sin embargo, a pesar de esa norma patriarcal, Pablo le dice a los creyentes en Éfeso que él desea que las mujeres «aprendan» (es decir, que sean instruidas en la fe). Este mandato para que las mujeres «aprendan» es el único imperativo en todo este texto. Sin embargo, el énfasis no está en el mandato en sí mismo (Pablo parece asumir que las mujeres estarán aprendiendo), sino en la manera en que las mujeres deben hacerlo: literalmente, deben aprender «calladamente» y «con toda obediencia». «Calladamente» no significa que las mujeres no pueden pronunciar ni una palabra cuando la iglesia se reúne a adorar. Esto estaría en completa contradicción con lo que Pablo dice sobre las mujeres en 1 Corintios 11, donde les dice a las mujeres cómo deben orar y profetizar en la iglesia. Él asume que orarán y profetizarán, lo que significa que él asume que ellas hablarán durante el servicio de la iglesia. Podemos notar que el término para «calladamente» en el versículo 11 es similar al término «tranquila» en el versículo 2. Cuando a los cristianos se les ordena orar por una «vida tranquila y sosegada», esa frase no describe una vida en la que nadie habla. En lugar de eso, apunta a una vida «sin alborotos» (cf. BDAG, s.v. ἡσυχία). De igual manera, «calladamente» no significa en completo silencio. En cambio, significa que las mujeres deben estar «sin alborotos». El término requiere que las mujeres tengan una «conducta tranquila y un espíritu que es apacible en lugar de discutidor»[3]. Segundo, las mujeres deben aprender «con toda obediencia». Esta expresión está relacionada a la expresión que Pablo usa en Efesios 5 al instruir a las esposas a someterse a sus esposos. Pero aquí en 1 Timoteo no está hablando exclusivamente sobre la sumisión a un esposo, sino que se dirige a las correspondientes autoridades de enseñanza de la iglesia: los ancianos. Él está instruyendo a las mujeres a no ser contenciosas y usurpar el rol de los ancianos, sino a someterse a su autoridad. En este sentido, la obligación de una mujer cristiana no es diferente a la de un hombre cristiano. Ambos, hombres y mujeres, son llamados a someterse a las autoridades que Dios ha puesto en la iglesia (por ejemplo, Hebreos 13:17). Someterse a la autoridad de los ancianos no es solo para las mujeres. Lo que es único sobre el rol de la mujer es articulado en el versículo 12.

¿Qué está permitido?

Este versículo es uno de los textos más controversiales en todo el Nuevo Testamento, principalmente porque hay tanta diferencia de opiniones en cuanto a qué es lo que Pablo está prohibiendo. La literatura sobre este versículo es voluminosa y juzgar todas las interpretaciones contrapuestas sería exceder el alcance de este comentario[4]. Sin embargo, podemos simplificar la discusión dividiendo las opciones interpretativas en dos grupos. Una corriente de interpretación establece que Pablo está prohibiendo una cosa: un cierto tipo de enseñanza. En esta visión, estos intérpretes traducen la declaración como: «no permito que la mujer enseñe con autoridad», o tal vez: «no permito que la mujer enseñe con la intención de dominar». En cualquiera de los dos casos, es solo un cierto tipo de enseñanza lo que Pablo prohíbe. Mientras las mujeres no enseñen con autoridad —enseñar con autoridad pastoral—, entonces está permitido que las mujeres enseñen a hombres en una reunión de la iglesia. O, siempre y cuando las maestras mujeres no busquen dominar, tienen permitido enseñar en la reunión del pueblo de Dios. Pablo no está descartando que las mujeres enseñen a toda la iglesia en sí, sino un cierto tipo de enseñanza, el tipo de enseñanza que equivocadamente asume autoridad o ejerce autoridad de una manera áspera o pecaminosa. No obstante, ninguna de esas interpretaciones tienen sentido en la redacción real del texto. Por ende, otra corriente de interpretación sostiene que Pablo está prohibiendo dos cosas, no solo una[5]. Desde este punto de vista, Pablo está diciendo que las mujeres no deberían enseñar ni ejercer autoridad dentro de la asamblea reunida de la iglesia. Pablo está prohibiendo ambas actividades. Pablo no está prohibiendo toda enseñanza por parte de las mujeres —como si las mujeres debieran abstenerse de enseñar temas como geometría o ciencia—. La palabra traducida como «enseñar» se refiere específicamente a enseñar doctrina cristiana. Por lo tanto, la prohibición se aplica exclusivamente a aquellos que enseñan y predican la Biblia. Pablo tampoco está diciendo que las mujeres no sean capaces de ser maestras de la Biblia bien dotadas. Hay muchas mujeres que son maestras muy dotadas. Él simplemente está diciendo que el ejercicio de su don de enseñanza debe ser mantenido dentro de ciertos parámetros. No tienen permitido enseñarles a los hombres. Tampoco les está permitido «ejercer autoridad», lo que significa que las mujeres no deben ser pastores[6]. Como el siguiente capítulo en 1 Timoteo deja en claro, el pastorado está reservado solamente para hombres calificados, no todos los hombres, sino solo aquellos que cumplan con ciertas calificaciones, con el resultado de que son reconocidos como ancianos por el resto de la iglesia. La persona promedio con sensibilidad moderna comienza a sentir que surge una objeción: «¿por qué Pablo pondría parámetros de género sobre quién puede enseñar y ser anciano? Eso suena sexista». Como si estuviera anticipándose a esta objeción, Pablo responde en el siguiente versículo.

El orden de la creación

La palabra «porque» introduce la razón de la prohibición del versículo 12: «Porque Adán fue creado primero, después Eva». Esta es una clara referencia al relato de la creación de Génesis 2. En Génesis 2, Dios crea a Adán del polvo y después crea a Eva de la costilla de Adán. Pablo está enseñando que la razón de la prohibición tiene algo que ver con cómo Dios creó al primer hombre y a la primera mujer. Algunos intérpretes han sugerido que la primera mujer tenía un intelecto y un discernimiento inferiores al del hombre. Argumentan, entonces, que las mujeres tienen prohibido enseñar porque no «dan la talla» intelectualmente. Dicha interpretación no es convincente, por varias razones. Primero, Pablo llama a las mujeres a enseñar a otras mujeres (Ti 2:3-5). Si las mujeres son intelectualmente inferiores a los hombres, entonces Pablo no les habría dejado enseñar a nadie. Pero debido a que Pablo quiere que las mujeres enseñen a otras mujeres en la iglesia, obviamente él cree que por lo menos algunas mujeres son completamente capaces de hacerlo. Segundo, el texto no dice que las mujeres tienen prohibido enseñar porque son más ingenuas que los hombres. Nota en el versículo 13 que Pablo usa la palabra «primero» para enfatizar la secuencia de la creación del hombre y la mujer: «Porque Adán fue creado primero, después Eva». Esto significa que la razón de la prohibición del versículo 12 se encuentra en el orden de la creación. Nota también que los versículos 13 y 14 usan verbos pasivos: «Porque Adán fue creado primero, después Eva. Y Adán no fue el engañado, sino que la mujer». Los agentes implícitos son Dios en el versículo 13 y Satanás en el 14. De esta manera, Pablo resalta no lo que Adan y Eva hicieron en el jardín, sino lo que les fue hecho a ellos. El versículo 13 específica que Dios creó a Adán primero y después a Eva. En contraste, el versículo 14 específica que Satanás engañó primero a Eva, no a Adán. En el orden original de la creación, Dios habló su Palabra a Adán, Adán habló la Palabra de Dios a Eva, y Adán y Eva debían gobernar sobre las bestias de la tierra. En la caída, la serpiente habló su palabra a Eva, Eva influenció a Adán para que la siguiera y ambos, Adán y Eva, evadieron a Dios. Entonces, el versículo 13 nos dice lo que Dios ha hecho y el versículo 14 nos dice lo que Satanás ha hecho. Dios estableció un orden en la creación y Satanás lo subvirtió. Pablo apela a esta representación y orden de la creación y la caída para mostrar que el liderazgo de Adán en el primer matrimonio fue establecido, en parte, sobre la base de que Dios lo creó primero (el principio de primogenitura es muy común en el mundo antiguo). Como este orden es parte de la creación original de Dios y es considerada por Dios como «bueno», Pablo lo ve como el paradigma para todos los matrimonios que siguen. Dios pretende un cierto orden en la relación marido-mujer. El orden de la creación establece al marido como líder en el primer matrimonio y en todos los matrimonios que siguen. El orden en el matrimonio tiene implicancias más amplias para el liderazgo de la iglesia, que es el punto que Pablo está haciendo en 1 Timoteo 2:12 (ss). Pablo apela a la naturaleza del matrimonio para establecer un punto sobre liderazgo en la iglesia. Esto no es un accidente y corresponde a lo que Pablo dice en 1 Corintios 11:3-16 con respecto al matrimonio, al liderazgo y al orden dentro de la asamblea reunida. El patrón para el liderazgo en el matrimonio es la base para el pastorado exclusivamente masculino. Las normas de género para los ancianos deben seguir las normas de género para el matrimonio. Si no fuera así, la estructura de liderazgo de la iglesia estaría enfrentada a la estructura de liderazgo que Dios ha establecido para los matrimonios dentro de la iglesia. El pecado entró en el mundo cuando la serpiente se esforzó por atacar el orden de Dios. De igual manera, subvertir el principio de liderazgo masculino que Dios ha establecido desde el principio sería subvertir el diseño de Dios. Por eso prohíbe que las mujeres enseñen y ejerzan autoridad dentro de la asamblea reunida. La prohibición no se debe a que las mujeres tengan alguna deficiencia intelectual. Tampoco es por una situación particular de la iglesia de Éfeso. Debido a que esta prohibición tiene sus raíces en el orden creacional, es un principio transcultural que debe ser observado en todo tiempo y momento. El liderazgo masculino en el matrimonio no es el resultado de la caída, sino que es parte del orden creacional. Así también lo es, entonces, en el liderazgo masculino de la iglesia. Este artículo es una adaptación de ESV Expository Commentary: Ephesians – Philemon (volumen 11) [Comentario Expositivo de la versión ESV: Efesios – Filemón (volúmen 11)] editado por Iain M. Duguid, James M. Hamilton Jr., y  Jay Sklar.)
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.

[1] George W. Knight III, The Pastoral Epistles: A Commentary on the Greek Text [Las epístolas pastorales: un comentario sobre el texto griego], NIGTC (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1992), 136. Traducción propia.

[2] Ibid.

[3] Thomas R. Schreiner, «An Interpretation of 1 Timothy 2:9–15: A Dialogue with Scholarship» [Una interpretación de 1 Timoteo 2:9-15: un diálogo con la erudición], en Women in the Church: An Interpretation and Application of 1 Timothy 2:9–15 [Mujeres en la iglesia: una interpretación y aplicación de 1 Timoteo 2:9-15], ed. Andreas J. Köstenberger y Thomas R. Schreiner, 3rd ed. (Wheaton, IL: Crossway, 2016), 186. Traducción propia.

[4] Para una discusión extendida de este versículo en inglés, ver Denny Burk, «New and Old Departures in the Translation of Αὐθεντεῖν» [Nuevas y antiguas partidas en la traducción de Αὐθεντεῖν], en Women in the Church: An Interpretation and Application of 1 Timothy 2:9–15 [Mujeres en la iglesia: una interpretación y aplicación de 1 Timoteo 2:9-15], 3rd ed. (Wheaton, IL: Crossway, 2016), 279–296.

[5] Andreas J. Köstenberger, «A Complex Sentence: The Syntax of 1 Timothy 2:12» [Una oración compleja: la sintaxis de 1 Timoteo 2:12], en Women in the Church: An Interpretation and Application of 1 Timothy 2:9–15 [Mujeres en la iglesia: una interpretación y aplicación de 1 Timoteo 2:9-15], ed. Andreas J. Köstenberger y Thomas R. Schreiner, 3rd ed. (Wheaton, IL: Crossway, 2016), 117–161.

[6] «Autoridad» no tiene una connotación inherentemente negativa. Ver Al Wolters, «The Meaning of Αὐθεντέω» [El significado de Αὐθεντέω], en Women in the Church: An Interpretation and Application of 1 Timothy 2:9–15 [Mujeres en la iglesia: una interpretación y aplicación de 1 Timoteo 2:9-15], ed. Andreas J. Köstenberger and Thomas R. Schreiner, 3rd ed. (Wheaton, IL: Crossway, 2016), 65–115.