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Photo of ¿Qué es el rapto? (1 Tesalonicenses 4)
¿Qué es el rapto? (1 Tesalonicenses 4)
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¿Qué es el rapto? (1 Tesalonicenses 4)


Este artículo es parte de la serie Pasajes difíciles publicada originalmente en Crossway.

Lee el pasaje

13 Pero no queremos, hermanos, que ignoren acerca de los que duermen, para que no se entristezcan como lo hacen los demás que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con Él a los que durmieron en Jesús. 15 Por lo cual les decimos esto por la palabra del Señor: que nosotros los que estemos vivos y que permanezcamos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero. 17 Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre. 18 Por tanto, confórtense unos a otros con estas palabras (1 Tesalonicenses 4:13–18).

Creencia informada

Pablo introduce este nuevo tema diciendo: «no queremos [...] que ignoren», para enfatizar la siguiente discusión (cf. 1Co 10:1, también Ro 1:13; 11:25; 1Co 12:1; 2Co 1:8). Pablo desea que los tesalonicenses estén informados apropiadamente acerca de «los que duermen». Dormir sirve como una metáfora, que es común en el Nuevo Testamento, para la muerte (por ejemplo, 1Co 15:6, 18, 20, también Mt 27:52; Hch 7:60; 13:36). Esta metáfora acerca de dormir aparece a menudo en contextos en los que se discute sobre la futura resurrección de los creyentes. Dormir, entonces, es un símbolo particularmente adecuado. Los que mueren en Cristo simplemente se han dormido y esperan su despertar en la resurrección venidera (por ejemplo Jn 11:11; Ef 5:14). Esto no implica necesariamente una falta de conciencia en el estado intermedio entre la muerte y la resurrección (por ejemplo, Lc 16:19-31; 23:43; Fil 1:21-23; Ap 4:4; 7:1-17). Pablo habla de este tema para que «no se entristezcan como lo hacen los demás que no tienen esperanza». Algunos asumen equivocadamente que este versículo implica que los cristianos no deberían entristecerse por nada. Sin embargo, incluso nuestro Señor se entristeció por la muerte de su amigo Lázaro y lloró por el dolor de la separación que la muerte de Lázaro causó entre su familia y amigos (Jn 11:33-36; Hch 9:37-39). Pablo en otro lugar anima a los creyentes a llorar juntos en medio de las aflicciones de la vida (Ro 12:15; 1Co 12:26). Para los creyentes, la muerte no tiene la última palabra, pero sí causa una separación entre nosotros y aquellos que amamos, que naturalmente produce tristeza. No obstante, Pablo animó a los creyentes a tener una tristeza diferente a la que tienen los no creyentes: «no [...] como lo hacen los demás que no tienen esperanza» (cf. Ef 2:12). Los cristianos se afligen mientras aún viven con la esperanza de la futura reunión de los creyentes en la resurrección (Jn 11:25-26).

La esperanza cristiana

Pablo anuncia la base de la esperanza cristiana: Jesús «murió y resucitó» (cf. 1Co 15:1-11; Ro 6:1-5; 1Ts 5:10). La resurrección de Jesús confirma su victoria sobre el pecado y la muerte, y muestra el patrón de la vida resucitada que Él dará a sus seguidores cuando regrese (cf. 1Co 15:12-58; Fil 3:20-21). Entonces, por la resurrección de Jesús, la iglesia tiene la confianza de que Dios resucitará a sus hermanos y hermanas muertos en Cristo. De hecho, estos creyentes resucitados serán una parte integral de su segunda venida.

Las palabras de Jesús

Pablo repite una verdad que él comprende «por la palabra del Señor». Pablo conoce las instrucciones de Jesús a sus discípulos en cuanto a la escatología, aunque posiblemente él también recibió revelación profética de Jesús. Mucho de lo que sigue claramente es paralelo a las enseñanzas de Jesús que se encuentran en el discurso que dio en el Monte de los Olivos (Mt 24-25; Mc 13; Lc 21; cf. también el comentario sobre 1Ts 1:8-10). Esto incluye el regreso del Hijo del Hombre sobre las nubes del cielo (Mt 24:30), la gran trompeta (Mt 24:31), la reunión de los escogidos desde los confines de la tierra y el cielo (Mc 13:27), la inhabilidad de saber el día del regreso de Señor (Mt 24:42) y la comparación del regreso de Jesús con el ladrón que viene en la noche (Mt 24:43). La clave para los siguientes versículos es la división que hace Pablo entre los cristianos que mueren previo al regreso de Cristo («aquellos que han dormido» o «los que han muerto en Cristo») y los que todavía estén vivos cuando Jesús aparezca («nosotros los que estemos vivos» o «permanezcamos hasta la venida del Señor»). Pablo demuestra que los que han muerto en Cristo verdaderamente serán resucitados en el regreso del Señor, incluso antes de que los creyentes que estén vivos le den la bienvenida a Cristo. De hecho, los que han muerto en Cristo son resucitados primero (1Ts 4:16). O como lo dice Pablo en el versículo 15: «Nosotros los que estemos vivos y que permanezcamos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron». La «venida [gr. parousia] del Señor» es una frase común del Nuevo Testamento que designa el regreso de Cristo para establecer su reino y dominio eterno (cf. comentario en 2Ts 2:1).

El orden de los eventos

En los siguientes dos versículos, Pablo provee un orden básico de los eventos en el regreso de Cristo, enfatizando que los que han muerto en Cristo experimentan la gloria de la resurrección. Esta secuencia de eventos sigue los contornos de la propia instrucción escatológica que dio Jesús (especialmente Mt 24:30-31; Mc 13:26-27; Lc 21:27). Primero, «el Señor descenderá del cielo». Como menciona Jesús (citando Dn 7:13), el Hijo del hombre vendrá «en las nubes del cielo con poder y gran gloria» (Mt 24:30; cf. Mc 13:26; Lc 21:27). Aquí se superponen muchas imágenes del libro de Apocalipsis, pero especialmente la venida de Jesús desde el cielo como el jinete del caballo blanco, escoltado por ejércitos angelicales, mientras un ángel clama a gran voz (Ap 19:11-21). Esta aparición es acompañada de tres sonidos: «un grito de comando», «la voz del arcángel» y «el sonido de la trompeta de Dios». Pablo en otro lugar describe a Jesús siendo «revelado desde el cielo con sus poderosos ángeles en llama de fuego» (2Ts 1:7; para ángeles, cf. Mt 13:41, 49; 16:27; 24:31; 25:31). El sonido de trompeta también es mencionado explícitamente en Mateo 24:31 (cf. 1Co 15:52). El sonido de las trompetas durante el regreso escatólogico del pueblo de Dios es conocido en el Antiguo Testamento (por ejemplo, Is 27:13), y las trompetas también aparecen en el libro de Apocalipsis (especialmente los capítulos 8-11). En el centro del argumento de Pablo están las palabras: «los que han muerto en Cristo se levantarán primero». Aunque la resurrección de los creyentes muertos recibe frecuente mención en el Nuevo Testamento (por ejemplo, 1Co 15:23, 52; también Lc 14:14; Ap 20:4-5), la enseñanza escatológica de Jesús en los evangelios no afirma directamente que la resurrección de los muertos ocurrirá «primero» (antes de que los que están vivos vayan a encontrarse con el Señor). Tal vez Pablo estaba meditando en la declaración de Jesús de que los ángeles «reunirán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro» (Mt 24:31; Mc 13:27). O tal vez Pablo sabía más por tradición apostólica oral o por revelación directa.

Los creyentes restantes

Después de que los creyentes muertos hayan resucitado, la historia se mueve hacia los creyentes que están vivos al momento del regreso de Jesús. Este versículo ha sido objeto de mucha controversia, principalmente sobre lo que significa para los creyentes vivos ser «arrebatados juntamente con ellos en las nubes» y «encontrarse con el Señor en el aire». Muchos sostienen que esto proporciona la base exegética para la teología de un futuro «rapto», en el que los creyentes que están vivos son sorpresivamente sacados de este mundo y llevados rápidamente al cielo antes de la gran tribulación que precede a un milenio que se cree que ocurrirá en el futuro. Muchos también sugieren una analogía con aquellos que fueron «llevados» en el tiempo de Noé (cf. Mt 24:40-41). Sin embargo, esta analogía es problemática, ya que aquellos que fueron «llevados» en el tiempo de Noé fueron llevados a la muerte y juicio cuando se ahogaron, mientras que aquellos que fueron dejados (es decir, Noé y su familia) experimentaron la salvación de Dios. Hay dificultades en 1 Tesalonicenses para la teoría del rapto. Esta interpretación implicaría que el descenso glorioso de Jesús es solo parcial, deteniéndose brevemente en las nubes/aire para encontrarse con los cristianos raptados antes de regresar al cielo con ellos. Parece más probable que Pablo espera que el descenso de Jesús continúe desde los cielos a la tierra. Entonces, muchos han argumentado que el verbo «encontrarse» en la frase «al encuentro del Señor en el aire» es clave para entender estos eventos anticipados. La palabra griega «encontrarse» (apantesis) aparece solo en otros dos textos del Nuevo Testamento. En la parábola escatológica de Mateo 25:6, las vírgenes esperan al novio, a quien «encuentran» y reciben en el banquete de bodas. En Hechos 28:15, los creyentes romanos viajaron hasta el Foro de Apio para recibir a Pablo y traerlo de vuelta a Roma con ellos. Tanto en Mateo 25 como en Hechos 18, la acción de encontrarse implica salir al encuentro de la persona honrada y luego regresar rápidamente con el invitado de honor. Muchas instancias de apantesis en el Antiguo Testamento griego de la Septuaginta siguen un patrón comparable (por ejemplo, Jue 4:18; 11:31, 34; 19:3; 1S 13:10) y los escritos griegos seculares usan la palabra para hablar de delegaciones cívicas saliendo a recibir a un dignatario antes de regresar en celebración a la ciudad. Esto implicaría que, ante la aparición de Cristo, Pablo espera que los muertos en Cristo sean resucitados, seguido por la elevación de los creyentes vivos para recibir a Jesús en el aire antes de que Jesús descienda a la tierra con su pueblo para juzgar al mundo y establecer completamente su Reino en la tierra. Para ver a Jesús llegando «en las nubes del cielo con poder y gran gloria», ver nuevamente Mateo 24:30 (citando Dn 7:13, también Mc 13:26; Lc 21:27). Algunos han sugerido que «en el aire» implica metafóricamente algo como «al aire libre», tal vez en medio de todas las nubes que han descendido hasta la tierra con Jesús. Sin embargo, es más probable que Pablo tuviera la intención de usar el «aire» y las «nubes» para designar un espacio físico entre la tierra y los cielos. Además de enfatizar la resurrección de los muertos, es importante enfatizar la última cláusula en el versículo de Pablo. Allí, Pablo expresa confianza en la vida eterna de los creyentes en la era venidera: «y así estaremos con el Señor siempre». Pablo concluye esta sección con un imperativo para animarnos unos a otros con esta enseñanza. Los creyentes en Tesalónica que estaban preocupados sobre el destino de sus hermanos y hermanos que habían muerto en el Señor deberían ser consolados por la enseñanza de Pablo. Jesús mismo había revelado que los que mueren en Cristo serán resucitados, incluso antes de que los vivos tengan el privilegio de encontrarse con Cristo. Por lo tanto, los cristianos no necesitan afligirse sin esperanza.

Este artículo es una adaptación del libro ESV Expository Commentary: Ephesians-Philemon (Volume 11) [Comentario expositivo de la versión ESV: Efesios-Filemón (Volumen 11)] editado por Iain M. Duguid, James M. Hamilton Jr., y Jay Sklar.


Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.