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Reseña: Ministerio dirigido por Jesús
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Reseña: Ministerio dirigido por Jesús

Los pastores y las iglesias pasan por temporadas: tiempos de prosperidad y abundancia, y tiempos de escasez y deterioro. De muchas maneras, incluso sorpresivas, a lo largo del confinamiento debido a la COVID-19 y a la agitación económica, nuestra iglesia hizo muchísimo más que avanzar con dificultad; continuamos nuestra obra con entusiasmo. No obstante, para mí, en lo personal, como el pastor a cargo de nuestra iglesia, la primavera del 2020 fue más que un largo invierno espiritual. La temperatura más fría comenzó el año pasado cuando un miembro clave del equipo se marchó. Cuando se fue, me até los botines con más fuerza y me puse a trabajar más duro que antes. Leí el libro de Fernando en medio de la sequedad espiritual; la actividad frenética en la iglesia había desgastado mi alma. Ministerio dirigido por Jesús llegó justo en el momento correcto. En Ministerio dirigido por Jesús, el autor se centra en aspectos del ministerio que se presentaron prominentemente en el ministerio de Jesús durante su vida terrenal. En los capítulos, se cubren temas esperables como la oración, la Palabra de Dios y el discipulado de líderes jóvenes. Sin embargo, Fernando también cubre aspectos del ministerio que se pasan por alto, pero que son importantes, como tener un sentido de la alegre afirmación de Dios, la visitación de casas, el descanso del ministerio y la ministración a los enfermos y a los poseídos por demonios.

La bendición de la perspectiva

Los lectores occidentales encontrarán que la obra de Fernando es un análisis útil de un ministerio basado en principios bíblicos en un contexto internacional. Su obra a menudo hace referencia a los desafíos en el ministerio que los occidentales rara vez han enfrentado. Por ejemplo, Fernando está familiarizado con la guerra y con las dificultades de una manera en la que yo no lo estoy. En muchas partes del libro, alude a la guerra civil de Sri Lanka que ocurrió en el fondo y a veces frente a su ministerio. «Como parte de su estrategia», escribe, «los militantes a menudo vienen al sur donde vivo y ponen bombas en lugares estratégicos»[1]. Él explica cómo estos retos crearon desafíos y oportunidades ministeriales únicos. La guerra fue tan terrible en 1989, él señala, que «nunca había un momento en el que no hubiera un cuerpo flotando en el río a las afueras de nuestra ciudad». Fernando ministró personas que vieron la matanza humana casi a diario. En otro lugar, Fernando señala que, dado que su organización no paga sobornos, algunas iniciativas que quería llevar a cabo nunca se materializaron. Actualmente, estoy supervisando un proyecto de renovación en nuestra iglesia, pero nunca he tenido que luchar con la tentación de pagarle a un inspector de obras para que cierto problema desaparezca. Las perspectivas de líderes de iglesias en contextos internacionales pueden desafiar, corregir y animar nuestros propios ministerios. Por supuesto, el simple hecho de leer libros escritos por colegas pastores que están fuera de Estados Unidos no es lo mismo que pastorear en una ciudad extranjera, pero libros como Ministerio dirigido por Jesús puede ayudarnos a distinguir cuidadosamente entre el verdadero cristianismo y los apegos culturales; a discernir entre la paja y el buen grano.

La bendición de la transparencia

La transparencia de Fernando sobre las dificultades del ministerio cristiano también es alentadora. De maneras que no entendí como egoístas, el libro fue una exposición de cicatrices ministeriales. Así como el apóstol Pablo pudo escribir sobre llevar en su cuerpo las marcas de Jesús (Ga 6:17), de igual modo Fernando mostró cómo él lleva las marcas del ministerio cristiano en su alma. Estas luchas a menudo lo llevaron a considerar renunciar. «Por esta razón, en mis 26 años como director de Youth for Christ en Sri Lanka, ha habido muchos momentos en los que he deseado renunciar a mi trabajo. Un par de veces, incluso, escribí un borrador de una carta de renuncia». Además, Fernando analiza hábilmente la manera en que el enojo puede aumentar en el curso del ministerio: «Cuando cumplí 50 años, hice una lista de las batallas más grandes que enfrenté en mi vida y ministerio. Al principio de la lista, se encontraba la batalla contra el enojo por la manera en que las personas me habían tratado. Uno de los espectáculos más tristes en la iglesia hoy es el de los obreros cristianos que están enojados: enojados por la manera en que han sido heridos por otros, por las circunstancias y a veces, sienten, incluso, por Dios». El enojo, como el óxido en el chasis de un automóvil, puede aumentar en el curso del ministerio. Debilita nuestra eficacia y amenaza nuestra fidelidad al Evangelio. El registro de Fernando de sus luchas en el ministerio me recordaron que no estoy solo. Sus remedios para el desánimo y el enojo son inspiradores y vale la pena considerarlos si eres un pastor desanimado.

Los ladrillos del ministerio para el largo recorrido

Por último, en Ministerio dirigido por Dios, Fernando considera qué fue lo que impulsó a Jesús al ministerio y qué lo sustentó en él, y cómo esas mismas cosas deben sustentarnos a nosotros. Este énfasis en la longevidad llega por medio de la oración de Fernando por su libro; concretamente, que hombres y mujeres «se comprometan nuevamente con esos fundamentos vitales del ministerio que conducen a un ministerio a largo plazo fructífero y gozoso».

Ministerio dirigido por Jesús. Ajith Fernando. Editorial Patmos, 272 páginas.

Esta reseña fue publicada originalmente en 9Marks.

[1] N. del T.: todas las citas del libro mencionadas a lo largo de la reseña son traducción propia.