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Inmunizando tu matrimonio durante la pandemia de la COVID-19
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Inmunizando tu matrimonio durante la pandemia de la COVID-19


Título original en inglés: “Immunizing Your Marriage During COVID-19


Ubicados entre dos «focos»[1] de coronavirus, viendo la economía cerrar, y preocupándonos por nuestros seres queridos de alto riesgo, nuestras ansiedades están a punto de estallar, y a veces nos vencen. ¿Nos recortarán los ingresos? ¿Nuestro hogar sufrirá más daño mientras esperamos las apremiantes reparaciones que han sido pospuestas por ahora? ¿Nuestros hijos se retrasarán académicamente mientras nosotros intentamos torpemente educar a cada uno por las diferentes plataformas de aprendizaje? Conocen la historia porque están viviendo su propia versión de la COVID-19. Agreguen sus preocupaciones a esta lista. Todos lo sentimos: esto es demasiado, Señor. Nuestros matrimonios están tensos. Intentamos asociarnos y soportar la dificultad con gracia y paciencia. Quizás lo hacemos bien por un día o dos. Sin embargo, si son como nosotros, el patrón usual de relacionarnos bajo estrés vuelve a aparecer. La tentación es atacarnos mutuamente o volvernos introspectivos por la preocupación durante estos tiempos. Algunos de nosotros maximizamos la amenaza, mientras que otros la minimizamos. Sin embargo, cada uno de nosotros consistentemente aborda las cosas de una manera por sobre la otra. Para los cónyuges, es tan normal lidiar con diferentes estreses, caos e incertidumbres. Bajo presión, uno puede llegar a ser controlador, escandaloso y a estar enojado, mientras que el otro rápidamente se retrae, se calla y está más irritable. Uno es un enojo ardiente; el otro, un enojo frío. Ninguno de ellos es bueno. No hay necesidad de evaluar cuál es mejor o peor, pero por supuesto que lo hacemos. Lo peor es que comenzamos a llevar una estimación mental de cuál de nosotros se ve más impactado. Si sus hijos están en casa, pueden comparar cuál de los dos es más interrumpido al hacer las tareas que son necesarias o quién está criando mejor o más. Si solo son ustedes dos, fácilmente pueden comparar quién trabaja más en la casa o quién puede detenerse en simples molestias que se pasan por alto más fácilmente con un poco de separación saludable. Se puede crear resentimiento. No obstante, la verdad es que Dios nos ha dado a esta persona para este momento. Sus cónyuges no son el enemigo (Ef 6:12), sino alguien que, al igual que tú, es débil, sufre y es propenso a luchar bajo este estrés. Es más, sus cónyuges son sus colegas en un momento histórico que puede, si se deja sin revisar, agobiar tu matrimonio con ansiedad, depresión, enojo y resentimiento crecientes. ¿Qué pueden hacer para no tambalearse en la niebla y en los roces de esta «guerra»? ¿Cómo podemos fortalecer realmente nuestros matrimonios durante esta pandemia? A continuación, comparto seis cosas que hemos encontrado útiles.

Valoren la fidelidad por sobre la productividad

Vivimos en un momento histórico que probablemente no volveremos a ver en nuestra vida. Es bueno recordar que no estamos en rutinas normales. En nuestro hogar, estamos intentando continuar con el trabajo mientras que, al mismo tiempo, hacemos escuela en casa a nuestros hijos pasados de revoluciones que creen que están de vacaciones. Ahora tenemos acceso a la tecnología a lo largo de la «jornada escolar» (esto significa tentación constante para aventurarse a ir de la ortografía a YouTube o a un número cualquiera de aplicaciones). Tenemos reuniones virtuales importantes desde nuestros dormitorios e intentamos agendarlas en un horario en que nadie esté practicando piano. Sí, es bueno intentar mantener la vida lo más normal posible, priorizar el orden y el hogar organizado y limpio, pero las cosas no son normales ahora y necesitamos ser comprensivos con eso. Nuestra lista de tareas diarias se verá diferente cada día y debemos adaptar nuestros estándares de productividad en consecuencia. Nuestra tentación diaria es medir el éxito de nuestros días al ver qué logramos. Sin embargo, en este tiempo en la vida, debemos recordarnos que dar fruto no es lo mismo que hacer las cosas de la casa. El fruto que buscamos es el fruto de ser fieles con lo que Dios nos ha dado hoy. Gálatas 5:22-23 es claro en eso: «Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad mansedumbre, dominio propio [...]». Cuando llevamos esto a la mente, somos menos tentados a retener la gracia al juzgar nuestra productividad o la de nuestro cónyuge.

Confíense al verdadero Protector

Mientras esperamos que la curva de los casos de coronavirus descienda, podemos ser tentados a confiar en falsos dioses y sin siquiera saberlo. Si nos lavamos las manos, nos ponemos la mascarilla correcta, compramos el medicamento antiviral correcto, mantenemos 1,5 m de distancia o recibimos el suficiente dinero por parte del gobierno, entonces estaremos bien. Todo esto son cosas cada vez más prudentes de hacer, pero las cosas buenas se convierten en malos dioses. Nuestra esperanza no se encuentra en esas cosas; nuestra ayuda viene de Dios quien gobierna sobre cada molécula del universo. Es bueno recordarnos a nosotros mismos que Él sustenta al gorrión (Mt 10:29-31), Él domina al viento y a las olas (Mr 4:39), y que Él es Señor sobre todo los detalles del orden creado (Job 38-39). Tu Padre los tiene a ustedes y a su núcleo familiar en la palma de su mano. La esperanza de este día no se encuentra en protegerse a ustedes y a sus seres amados del coronavirus o de un daño económico; la esperanza de hoy se encuentra en el verdadero Protector. Con la seguridad puesta correctamente en Él, podemos relacionarnos mejor los unos con los otros.

Anden en amor por el camino de la oración

Se ha escrito un sinnúmero de blogs y libros animando a los esposos y a las esposas a orar juntos diariamente. Casi todos describen cómo la oración funciona para fomentar la intimidad mientras una pareja se acerca a Dios y se acercan entre ellos. La oración es una manera significativa de crecer más en fortaleza, en unidad y en intimidad en el matrimonio. Sin embargo, cuando Pedro escribe sobre la oración, en realidad, él se dirige hacia una dirección opuesta a la que normalmente pensamos (1P 3:7, 12; 4:7). Él no se centra en los beneficios emocionales y relacionales de la oración en conjunto. La oración no es ante todo un medio de intimidad relacional. Pedro dice que es la relación de la pareja la que ayuda sus oraciones. La manera en que una pareja se relaciona entre ellos hace que sus oraciones sean efectivas o ineficaces, poderosas u obstaculizantes, fluidas o atascadas. También impacta cómo Dios las escucha y las responde. Él tiene una apertura especial a nuestras oraciones cuando nos estamos tratando mutuamente con comprensión y honor. Él está particularmente alerta y atento a nosotros a medida que buscamos genuinamente la paz y el bienestar mutuo. Por tanto, en estos tiempos de cuarentena y restricción, ¡oren! Pero háganlo con una actitud de corazón que prioriza la habilidad de orar con una expectativa esperanzadora de que sus oraciones llegarán sin obstáculos a los oídos de Dios.

Vístanse de humildad

Vivir juntos en un búnker con un enemigo invisible rodeándolos podría haber sacado las profundidades de sus corazones que no vieron venir. Estamos viviendo en (demasiada) proximidad con aquellos que amamos, pero sin las gracias diarias de la rutina, la separación saludable y la máxima productividad. La mayoría de nosotros no funciona óptimamente cuando estamos ansiosos o nos sentimos amenazados. ¡El pecado es muy real y lo vemos! Como el hombre que viste camisa y corbata para su reunión por Zoom, pero debajo de la toma de la cámara se sienta con unos pantalones rojos para correr, nosotros podemos montar un buen espectáculo para los que están «allá afuera», mientras nuestros cónyuges e hijos tienen una clara visión del egoísmo y de la arrogancia de nuestros corazones. Sí, esto es desanimante mientras buscamos dar fruto. No obstante, en lugar de desesperarnos o recurrir a los patrones trillados de relación bajo presión entre nosotros, usemos este tiempo para practicar la humildad y el arrepentimiento. En la economía de Dios, estos son algunos de los momentos de intimidad más poderosos en el matrimonio. Al igual que revisar un problema de álgebra que se resolvió mal después de cometer un error mientras intentaban resolver la ecuación, retrocedan, localicen y corrijan el error que cometieron con sus cónyuges antes de intentar seguir adelante. Sospechen mucho de sus corazones, pecando de desconfiados de sus motivaciones y cálculos del mal que les han hecho. No permitan que ninguna ofensa se infecte antes de que acudan al Padre y le pidan convicción sobre cómo comenzaron, respondieron o intensificaron el conflicto. Luego, arrepiéntanse rápidamente, vayan y arreglen las cosas con sus cónyuges.

Prioricen animar

Nuestras palabras son poderosas en las vidas de quienes nos rodean. Pueden crear o derribar, traer sanidad a una ofensa o intensificar una pelea. Qué privilegio es usar esas herramientas para animar a un cónyuge desanimado o atemorizado. En los últimos dos años, hemos enfrentado los años más difíciles de nuestra vida juntos. Muchas noches nos hemos encontrado contándonos los eventos del día, buscándonos para encontrar consuelo, fe y afirmación. Por la gracia de Dios, no es frecuente que ambos estemos derrotados la misma noche. Entonces, parece funcionar bien tomar turnos para recordarnos el uno al otro la soberanía, la fidelidad, la estabilidad y la bondad de Dios. Nos hemos leído los Salmos el uno al otro mientras nos quedamos dormidos o hemos puesto nuestro teléfono sobre la almohada entre nosotros para escuchar suavemente nuestra canción de adoración favorita que reorienta nuestros corazones al Padre que nos ama. Hemos dicho verdades con delicadeza contra las acusaciones, los temores y las dudas que atacan (especialmente a la hora de dormir), para que el otro pueda dormir. Durante esta pandemia, no subestimen la importancia de recordarles a sus cónyuges lo que es verdadero, digno de alabanza y loable, especialmente a medida que el día se va. Lean la Escritura; canten canciones; oren el uno por el otro; anímense. 

Son un equipo con un adversario común

Las ansiedades y los agotamientos de este tiempo nos tientan a volvernos el uno contra el otro. Justo anoche, peleamos sobre un tema de crianza, expresando nuestra discusión como si el problema fuera del otro. Quizás hay cosas que nuestro cónyuge necesita ver y cambiar, pero tratar a nuestro cónyuge como a nuestro enemigo agrede a nuestro compañero de equipo, no a nuestro adversario. A medida que enfrentamos la COVID-19 y sus consecuencias en nuestra familia, necesitamos formular una estrategia en cuanto a cómo podemos hacerle frente a este problema juntos. Una cosa que nuestra familia hace a menudo es tener un tiempo como familia. Paramos las actividades normales y llamamos a todos para idear una estrategia sobre cómo enfrentar una situación como «el equipo Sironi». Demasiado a menudo, en general, esto no es algo que se haga y se traspasa el punto en que «esto no está funcionando» y nunca termina bien. ¿Por qué no hacen esto con sus cónyuges también? Una reorientación rutinaria sobre cómo van las cosas y qué necesita un ajuste. ¿Cómo podemos compartir la carga agregada de educar a nuestros hijos? ¿Cómo podemos hacer cumplir conjuntamente las reglas de la casa necesarias para que las cosas funcionen mejor? ¿Cuáles son las principales debilidades y pecados en cada uno de nuestros corazones con los que debemos tener cuidado y evitarlos? ¿Qué nos tienta a volvernos introspectivos de una manera poco servicial cuando nuestra relación enfrenta tensión? Dicho todo, la COVID-19 nos desafía a todos nosotros de una manera u otra. Algunos de nosotros estamos disfrutando profundamente este tiempo extra juntos. Para otros, las cosas están comenzando a irse abajo. Sin embargo, seamos francos: estar confinados en casa sacará las diferencias y las incompatibilidades de toda una vida dentro de tu matrimonio. El virus no ha provocado estas cosas, sino que las ha intensificado. Probablemente, este no es el tiempo para intentar cambiar los hábitos de tu cónyuge ni de resolver las diferencias entre ustedes. Reconozcan que esas diferencias aumentarán en este tiempo y dense gracia mutuamente. No tomen decisiones maritales grandes, sino que hagan caso al consejo de Leo Tolstoy: «Lo que cuenta para hacer un matrimonio feliz no es cuán compatibles sean ustedes, sino cómo lidian con la incompatibilidad». ¿Se unirán a nosotros a medida que intentamos usar este tiempo de cuarentena para fortificar nuestro matrimonio? Es difícil verlo ahora, pero cuando la crisis de la COVID-19 haya decrecido, miraremos hacia atrás y veremos cómo Dios usó este tiempo para nuestro bien y para su gloria.
Este artículo fue traducido íntegramente con el permiso de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF) por María José Ojeda, Acceso Directo, Santiago, Chile. La traducción es responsabilidad exclusiva del traductor.
Esta traducción tiene concedido el Copyright © (14 de agosto, 2020) de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF). El artículo original titulado Immunizing Your Marriage During COVID-19 Copyright © 2020 fue traducido por María José Ojeda, Traductora General, Acceso Directo. El contenido completo está protegido por los derechos de autor y no puede ser reproducido sin el permiso escrito otorgado por CCEF. Para más información sobre clases, materiales, conferencias, educación a distancia y otros servicios, por favor, visite www.ccef.org.

[1] Nueva York y Filadelfia.

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Cómo cultivar el elogio en el matrimonio
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Cómo cultivar el elogio en el matrimonio


 Título original en inglés: “Cultivating Praise in Marriage
Los elogios y la afirmación son esenciales para la salud y la vitalidad de un matrimonio. El elogio genuino y el agradecimiento verbalizado son como un fertilizante matrimonial (piensa en Miracle-Gro®[1]) en la tierra del corazón de tu cónyuge. Tienen el poder de sanar a un matrimonio debilitado o fortalecer uno que ya es sano. Por tanto, puedes esperar que diga: haz más de eso. Esposos: ¡afirmen más! Esposas: ¡elogien más! Pero aquí está lo que es fácil pasar por alto: el elogio y la afirmación brotan del disfrute; fluyen naturalmente de deleitarse y valorar algo o alguien. Esto significa que no afirmar a nuestros cónyuges es más profundo que una cuestión de palabras; es un asunto de no valorar a tu cónyuge lo suficiente. Por lo tanto, la pregunta no es: «¿cómo puedo aprender a elogiar más a mi esposo o esposa?» como si solo pronunciar más palabras resolvería el problema. La pregunta adecuada es: «¿por qué no valoro ni disfruto más a mi cónyuge?». La afirmación rebosa espontáneamente cuando aprecias y disfrutas a alguien. Entonces, ¿cómo cultivamos el deleite en nuestros cónyuges? ¿Es posible incluso crecer en la valoración y el disfrute de otra persona? La buena noticia es que sí, es posible, pero como cualquier cosa que valga la pena, requiere atención frecuente e intencional. Las palabras de Pablo para la atribulada iglesia filipense nos da un buen punto de partida: «Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de ustedes. Pido siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos ustedes» (Fil 1:3-4 [énfasis del autor]). Más adelante, escribe: [...] todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten [¡y oren!]. [...] Y el Dios de paz estará con ustedes (Fil 4:8-9 [énfasis del autor]). Pablo modela en Filipenses 1 lo que enfatiza en el capítulo 4. Él ora con agradecimiento cada vez que los recuerda y los exhorta a enfocar sus pensamientos en lo que es digno, correcto… en alguna virtud o algo que merece elogio. Entonces, para seguir su ejemplo, ora por tu cónyuge y siempre da gracias (con alegría) por algo específico, que sea digno de elogio y verdadero. Siempre. En lo secreto, podrías pensar: «pero no oro frecuentemente por mi cónyuge». Esto nos lleva de vuelta a la pregunta sobre valorar y disfrutar. Así que ora. Ora por tu cónyuge. Y aunque podría requerir un esfuerzo consciente y serio, prioriza tus oraciones con un agradecimiento que no quepa dudas. La oración con agradecimiento (Fil 4:6) es el camino más poderoso para crecer en valorar, disfrutar y animar a tu cónyuge. Mientras crecen en esto, su matrimonio será más que fortalecido. Cuando nos elogiamos mutuamente, estamos, en un sentido, practicando para la gloria. Pablo escribe: «[...] nosotros somos el motivo de su gloria, así como también ustedes la nuestra en el día de nuestro Señor Jesús» (2Co 1:14). El elogio y la afirmación indudablemente son sinónimos para gloriarse el uno en el otro. Es nuestra gozosa y solemne responsabilidad ayudarnos mutuamente a gloriarnos, al buscar lo bueno, al afirmar el carácter de Cristo y al señalar las evidencias del mismo Jesús en nuestros cónyuges de una manera que aliente, edifique y refresque. No esperes. El pastor y autor J. R. Miller (1840-1912) escribió sobre «La bondad que llega demasiado tarde». Él contrasta un funeral donde los amigos y familiares se reúnen para decir palabras buenas y agradables sobre el carácter de una persona fallecida con la historia de Lucas 7 donde una mujer unge a Jesús con perfume antes de que Él muera. Ella no espera hasta que Jesús esté muerto para romper el frasco de alabastro y así refrescar sus cansados y agotados pies. Miller nos ruega: «las palabras bondadosas que yacen en el corazón de los hombres sin expresarse y temblorosas en sus lenguas sin voz serán dichas más tarde cuando los cansados estén muertos, pero ¿por qué no decirlas ahora, cuando se necesitan tanto y cuando sus acentos serán agradables y de gratitud?». En el matrimonio, animémonos el uno al otro diariamente y no esperemos hasta el momento de la muerte para dar aquel discurso en su honor, que no le traerá ninguna bendición. Comprometámonos a edificarnos y animarnos mutuamente hoy.
Este artículo fue traducido íntegramente con el permiso de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF) por María José Ojeda, Acceso Directo, Santiago, Chile. La traducción es responsabilidad exclusiva del traductor.

Esta traducción tiene concedido el Copyright © (22 de julio, 2021) de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF). El artículo original titulado “Cultivating Praise in Marriage” Copyright © 2018 fue traducido por María José Ojeda, Traductora General, Acceso Directo. El contenido completo está protegido por los derechos de autor y no puede ser reproducido sin el permiso escrito otorgado por CCEF. Para más información sobre clases, materiales, conferencias, educación a distancia y otros servicios, por favor, visite www.ccef.org.


[1] N. del T.: marca estadounidense de productos para césped, jardín y control de plagas.

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Prevención de conductas sexuales inapropiadas en la consejería: algunas sugerencias prácticas
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Prevención de conductas sexuales inapropiadas en la consejería: algunas sugerencias prácticas


Título original en inglés: «Preventing sexual misconduct in counseling: Some practical suggestions».
En nuestro pódcast hablamos de un tema importante y tristemente frecuente: conductas sexuales inapropiadas en el ministerio llevadas a cabo por los mismos pastores y consejeros que se propusieron ser cuidadosos guardianes de otros hermanos y hermanas en Cristo. Hicimos énfasis en esta tentación a la que nadie es inmune y de que todas las violaciones sexuales comienzan con sutiles problemas en el corazón del cuidador. Reconocer este hecho y tomar las precauciones apropiadas puede ayudar a prevenir que estas situaciones se desarrollen y a guiar a los consejeros sobre qué hacer cuando surjan problemas. Si aconsejas a personas regularmente que son del sexo opuesto, te sugerimos las siguientes pautas para crear proactivamente un entorno de consejería seguro. Dado que la abrumadora mayoría de casos de mala conducta sexual involucran a hombres aprovechándose de mujeres, nos enfocaremos en aconsejar a los hombres. Habiendo dicho esto, estas ideas se aplican de manera igual a hombres y a mujeres.

Crea un entorno de consejería seguro

  • Una buena rendición de cuentas no es negociable. Rodéate de hermanos o hermanas sabios que te conozcan bien y que conozcan tus tentaciones y debilidades personales. Cuéntales a estas personas de tu trabajo de consejería y ten especial cuidado de compartir cualquier momento en el que te sientes tentado o excitado por lo que has hablado con alguien. Esta es una práctica usualmente establecida en un ministerio de consejería, pero igualmente importante para pastores que trabajan en espacios más aislados.
  • Si estás hablando de temas y/o luchas sexuales con alguien del sexo opuesto, regularmente habla de esta relación de consejería en tus supervisiones o con tus ancianos.
  • Siempre asegúrate de que haya alguien más cerca y que sepa que estás hablando con una aconsejada.
  • Considera presentar a tu aconsejada a la mujer que trabaja en la oficina de al lado (si es que hay alguien) por el bien de tu aconsejada. Puede ser muy útil para una mujer que viene a verte saber que hay otra mujer cerca que conoce su nombre y a la que le ha hablado por lo menos. (Esto sería también sería un eficiente recordatorio para un hombre que habla con una mujer consejera que él no es completamente irresponsable).
  • En algunos casos, puede ser provechoso que la aconsejada invite a un amigo fiel (por ejemplo, esposo, hermana o mentora) a las sesiones de consejería contigo.
  • Si estás casado, asegúrate de que tu oficina tenga fotos de tu esposa (e hijos) a plena vista. Este recordatorio visual de tu familia emite un importante pero sutil mensaje a tu aconsejada (es decir, quién eres y con quién estás conectado). Más importante aún, ¡sirve para ponerte a tierra también! Cuando sea apropiado, habla favorablemente de tu cónyuge y de tu familia. Esto comunica tu devoción por ellos por encima de cualquier otro apego a la aconsejada.
  • Considera instalar una gran ventana en la puerta de tu oficina.
  • Ten cuidado si estás aconsejando a través de tecnología de Internet, como Skype. En un mundo lleno de pornografía en internet, donde los videos en la computadora son para el pecado sexual secreto, hablar por medio de la computadora hace que sea más fácil que sientas que estás hablando a un objeto y no a una persona. Más aún, el sentido de distancia —estar físicamente alejado de su mundo y tener una pantalla de por medio— puede brindarte la sensación de privacidad o protección que puede darte la valentía de decir o hacer cosas que no harías en persona. Tener a alguien que se siente con tu aconsejada durante sus conversaciones será de gran ayuda.
  • No tengas sesiones fuera de tu oficina de consejería y no se reúnan fuera del horario en el que habitualmente aconsejas. Ni siquiera se reúnan en tu oficina si no hay nadie más cerca. No te pases del horario acordado. Si dijiste una hora, toma una hora, no una hora y media.
  • No toques a la aconsejada más que (posiblemente) estrechar la mano como saludo. No le des tu número de teléfono celular, tu usuario de chat en línea ni tu usuario de Facebook, etc.
  • En la consejería solo comparte cosas que querrías que tu cónyuge o tu pastor oigan por casualidad.
  • Finalmente, en el más amplio de los niveles, deberías continuamente estar atento a las muchas maneras en que puedes ser tentado a usar tu rol de consejero/pastor para alimentar tus propios deseos y placeres egoístas (para ser admirado, respetado, apreciado, para ser necesitado, para ser especial/importante, para rescatar, etc.). Recuerda también que estás en una posición de poder y eres responsable ante Dios (y ante la iglesia y el gobierno) porque lo sucede entre tú y tu aconsejada.

Cómo responder cuando se desarrolla un problema

  • Nunca corresponda a las expresiones de afecto romántico de una aconsejada.
  • Comprende que es posible que debas terminar una relación de consejería en ciertas situaciones. Es mejor descontinuar el asesoramiento y derivar a la persona a otro ayudante que llevar a alguien a una relación en la que abusas del poder y la confianza que ella te ha dado. La decisión de dejar de asesorar debido a la atracción romántica, de cualquier lado, debe tomarse en conjunto con otros miembros sabios del cuerpo. Esto es complicado de hacer, pero debe ser considerado.
  • Si una aconsejada expresa su atracción hacia ti y te parece apropiado continuar aconsejando, ten mucho cuidado de mantener límites de protección alrededor y en la relación de consejería. Sé significativamente más cauteloso y menos comunicativo de lo que normalmente serías con respecto a tu vida personal. Compartir de manera personal en esa situación puede comunicar una ternura, un cariño o una intimidad que no es tu intención. Hacer este tipo de revelaciones personales puede comunicar que la aconsejada tiene un papel especial en su vida que alimentará su lucha (¡y/o la tuya!). Reconoce que la atracción romántica de una aconsejada hacia ti no es una dinámica poco común en el ministerio de consejería, pero que requiere un manejo cuidadoso y considerado. Nuevamente, esto debe discutirse con un colega, mentor o supervisor.
  • De la misma manera, cuando estás hablando con alguien por quien tú sientes alguna atracción romántica, ¡nunca guardes esta información! Nunca. Como consejero, habla con tu supervisor o tu equipo supervisor. Como pastor, habla con tus ancianos o tu compañero preestablecido para rendir cuentas. No te entregues a la necedad creyendo que «puedes manejarlo tú solo». Sin importar cuántos años has estado en el ministerio de consejería, haz un hábito hablar con las personas apropiadas sobre cualquier tipo de excitación sexual.
  • Si estás casado, considera sabiamente compartir con tu esposa los deseos y sentimientos sexuales que estás experimentado en la consejería (sin traicionar la confianza de la aconsejada ni violando la confidencialidad). Ella también necesita entender el impacto que tiene en ti el aconsejar a personas que son vulnerables contigo y hacia quienes sientes cariño, afecto y preocupación. Esto es en verdad una manera importante de fortalecer tu matrimonio y de hacer crecer la confianza entre ustedes. El traer estos temas a la luz en tu matrimonio puede ser desafiante, pero permite que puedan orar juntos por tu ministerio con más sabiduría y le da la oportunidad a tu esposa de expresar tanto sus preocupaciones como su ánimo de una manera que te guiará y te fortalecerá en tu determinación de caminar con rectitud cuando seas confrontado con la tentación.
En todas estas sugerencias, nuestro propósito no es asustar a los consejeros y pastores, sino promover un respeto saludable a nuestra propia vulnerabilidad a la tentación y al pecado. De hecho, nuestro objetivo es vivir de manera transparente, donde la apertura y la rendición de cuentas con respecto a nuestras tentaciones en la consejería es simplemente una extensión de la honestidad y de la naturaleza de vivir en la luz, ¡como en el resto de nuestra vida! Entonces, permite que esta conversación del pódcast junto con estas sugerencias sirvan como un comienzo para poner en práctica estas pautas para ti mismo mientras deseas ministrar el Evangelio de manera efectiva donde sea que el Señor te haya llamado. Alasdair Groves sirve como Director Ejecutivo de CCEF, así también como miembro de la facultad y consejero. Ha recibido una Maestría en Divinidad con un énfasis en consejería de Westminster Theological Seminary. Es co-fundador de un centro de consejería bíblica en Northern New England donde ha servido como Director Ejecutivo por 10 años. Alasdair también sirvió como Director de la Escuela de Consejería Bíblica de CCEF por 3 años. Es co-autor de Untangling Emotions [Desenredando emociones] publicado por Crossway, ha publicado un número de artículos en el Diario de Consejería Bíblica, es anfitrión del podcást de CCEF y ha producido muchos recursos en blogs, video y audio. Alasdair y su esposa, Lauren, viven en New England con sus tres hijos. Alasdair es un entusiasta de la ficción, juega Ultimate Frisbee, y ama producir y disfrutar buena comida y buena música. Alasdair Groves sirve como Director Ejecutivo de CCEF, así también como miembro de la facultad y consejero. Ha recibido una Maestría en Divinidad con un énfasis en consejería de Westminster Theological Seminary. Es co-fundador de un centro de consejería bíblica en Northern New England donde ha servido como Director Ejecutivo por 10 años. Alasdair también sirvió como Director de la Escuela de Consejería Bíblica de CCEF por 3 años. Es co-autor de Untangling Emotions [Desenredando emociones] publicado por Crossway, ha publicado un número de artículos en el Diario de Consejería Bíblica, es anfitrión del podcást de CCEF y ha producido muchos recursos en blogs, video y audio. Alasdair y su esposa, Lauren, viven en New England con sus tres hijos. Alasdair es un entusiasta de la ficción, juega Ultimate Frisbee, y ama producir y disfrutar buena comida y buena música.

Esta traducción está protegida por derechos de autor © 2022 por The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF). Este artículo, titulado  «Preventing sexual misconduct in counseling: Some practical suggestions» Copyright © 2010 fue escrito por Aaron Sironi and Alasdair Groves y está disponible en https://www.ccef.org/preventing-sexual-misconduct-counseling-some-practical-suggestions/. Todo el contenido está protegido por los derechos de autor y no puede ser reproducido sin el permiso escrito otorgado por CCEF. Para más información sobre clases, materiales, conferencias, educación a distancia y otros servicios, por favor, visite www.ccef.org.

Traducido íntegramente con el permiso de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF) por Jacquie Tolley, Acceso Directo, Santiago, Chile. La traducción es responsabilidad exclusiva del traductor.
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La intimidad sexual en el matrimonio: un patrimonio conjunto
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La intimidad sexual en el matrimonio: un patrimonio conjunto


Título original en inglés: «Sexual Intimacy in Marriage: A Joint Trust».
Es asombroso que la iglesia de Corinto se armara de coraje para preguntarle a Pablo sobre sexo (algo tan personal y delicado). Es algo que es universalmente difícil de hablar, aún más tratarlo en la carta de un apóstol. Es incluso más sorprendente que preguntaran sobre matrimonios sin sexo, a lo que Pablo responde: «no se priven el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicarse a la oración [...] (1Co 7:5). Nuestras mentes modernas podrían reaccionar a esta afirmación de una de estas tres maneras 
  1. «¿Acaso la mayoría de las personas no sabe que la intimidad sexual es buena dentro del contexto de un matrimonio amoroso? ¿Realmente Pablo necesita recordarles a las parejas que deben priorizarlo?». 
  2. «Oh, genial. Ahora siento que soy una decepción para mi cónyuge y para Dios».
  3. ¿Cuántas veces este versículo ha sido usado de mala forma para condenar y obligar a un cónyuge reacio a tener relaciones sexuales más seguido?». 
Pablo también se consternaría al saber cómo algunos han manejado este versículo de maneras egoístas. No obstante, las palabras y el tono reales de Pablo son sorpresivamente hermosos. Cuatro veces en estos breves versículos (1Co 7:1-7), Pablo presenta una visión de mutualidad radical e igualdad sexual en el matrimonio. Su visión era un tanto atrevida y desafiante para el primer siglo y lo sigue siendo hoy. Él retrata la intimidad sexual como un don preciado para quienes están casados —una especie de fideicomiso conjunto (más parecido a un patrimonio financiero)—. No es un derecho o algo que exigir, más bien es algo que administrar y atender juntos para el beneficio de ambos cónyuges. El énfasis de Pablo no está en lo que se «adeuda». Su énfasis no está en la posesión del cuerpo de uno de parte del otro cónyuge, sino que en su autoridad y sumisión mutua el uno al otro. Él ve el sexo no como un derecho marital per se, sino como una responsabilidad, algo preciado que administrar y guardar como pareja, y en lo cual invertir cuidadosamente a lo largo del tiempo. Piensa en ello como una cuenta de ahorros bipersonal. El dinero en la cuenta les pertenece a ambos cónyuges. No es «el dinero de ella» ni «el dinero de él». Es «nuestro dinero» que debemos cuidar y hacerlo crecer en el tiempo. Aun si uno de los cónyuges contribuye más a la cuenta, sigue siendo «nuestra cuenta de ahorros» y beneficia a ambos. Pablo obtiene esta visión de la mutualidad sexual e igualdad en el matrimonio de Cantar de los cantares. La poesía romántica del Cantar pone la bondad y la belleza de la intimidad sexual en exhibición como ningún otro libro de la Biblia. El deseo y la iniciativa sexual fluyen con fuerza tanto del hombre como de la mujer a lo largo de Cantares. Cada uno está cautivado por el otro.  El Cantar describe la intimidad física de dos maneras. Es un jardín privado que provee fruta saludable y aromas atractivos para el disfrute de la pareja. También es un manantial —un pozo de agua que brota— que entrega refresco y vida a su relación. ¡Imagina el impacto de esas metáforas en una tierra como Israel donde las precipitaciones son escasas! Dios creó la intimidad sexual para que sea como un oasis en tierra seca, proveyendo alimento y nutrición para la vida de una pareja. Y es su trabajo protegerla y cuidarla. No obstante, a pesar de la belleza del diseño, cultivar una intimidad sexual puede ser desafiante y se descuida demasiado a menudo. Algunas parejas escogen dormir por sobre el sexo. El ritmo de la vida y el estrés de los malabares para guiar la familia y las responsabilidades del trabajo duro pueden lentamente corroer el deseo romántico. Otras parejas se separan y su interés sexual es ahogado por conflictos no resueltos o frustración crónica. Incluso otros han entretenido sus intereses sexuales con la pornografía y las novelas románticas. La fantasía y el escape son más fáciles que una intimidad auténtica y que se consigue con esfuerzo.   La relación sexual de una pareja a menudo es el barómetro de asuntos más profundos que requieren atención. Si tu matrimonio está luchando de esta manera, necesitas saber que ante todo es posible crear una relación sexual saludable y nutritiva. Muchas parejas, casadas por décadas, describen su relación sexual como una parte mutuamente disfrutable y regular de sus vidas juntos. Es algo que han priorizado y en lo que han trabajado en el tiempo. Sin embargo, para cultivar una relación sexual cada vez mayor, necesitas la capacidad de hablar constructivamente sobre sexo, lo que, tal vez, sea la conversación más desafiante entre cónyuges. Y necesitas hablar de las cosas correctas. En lugar de quedarse pegados en discrepancias sobre cuán frecuente deben ser sexualmente activos, enfóquense en lo que es más importante: sus diferencias en cómo funciona el deseo sexual. Este es un tema fundamental que hay que entender y ser capaces de hablar al respecto. Estas diferencias están presentes en la mayoría de los matrimonios y no son insuperables. Puede ser útil entender el deseo sexual como algo espontáneo o sensible. Hay cónyuges para quienes el deseo sexual es fácil de despertar (deseo espontáneo), pero muchos otros requieren más esfuerzo intencionado y anticipación (deseo reactivo). Saber y enfrentar estas diferencias juntos es una manera poderosa de mejorar la intimidad. Esto es normal e incluso saludable. Sigue el consejo de la Escritura y piensa en ello como un jardín. Algunas plantas requieren más agua, otras menos. Algunas florecen bajo la sombra, otras necesitan sol directo. Cada cónyuge es el jardinero del otro y deben saber lo que se necesita y cuándo. El jardín no florecerá si los jardineros no están conscientes y listos para ofrecer el cuidado adecuado. Es esencial para cada cónyuge entender cómo funciona el deseo sexual para el otro y debe hacer esfuerzos intencionados para atender su jardín sexual con esta comprensión.   Usar una metáfora de jardín puede ayudar a comenzar esta conversación desafiante. No obstante, ninguna metáfora es útil si la conversación se basa en la frustración, en el sentido de derecho o en el egoísmo. Recuerda, este es un patrimonio conjunto (algo preciado que administran juntos para la nutrición y el disfrute mutuo). Acércate a la conversación en oración, junto con las mismas líneas que Santiago y Pablo abordan conversaciones difíciles: 
Señor, hazme rápido para escuchar, lento para hablar y para enojarme. Que no hable nada desde la ambición egoísta ni vanidad arrogante; sino que, en humildad, alinee mis intereses sexuales con tus intenciones para la intimidad sexual y miremos no sólo mis propios intereses, sino que los intereses de mi cónyuge. Amén. 

Este artículo fue traducido íntegramente con el permiso de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF) por María José Ojeda, Acceso Directo, Santiago, Chile. La traducción es responsabilidad exclusiva del traductor. 

Esta traducción tiene concedido el Copyright © (15 de abril, 2024) de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF). El artículo original titulado “Sexual Intimacy in Marriage: A Joint Trust” Copyright © 2023 fue traducido por María José Ojeda, Traductora General, Acceso Directo. El contenido completo está protegido por los derechos de autor y no puede ser reproducido sin el permiso escrito otorgado por CCEF. Para más información sobre clases, materiales, conferencias, educación a distancia y otros servicios, por favor, visite www.ccef.org.