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«Sean hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones» (1P 4:9); «contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad» (Ro 12:13).

Una de las marcas de un cristiano es la práctica de la hospitalidad. Cada vez que se menciona en el Nuevo Testamento, se asume como una parte principal de la vida cristiana. Sin embargo, muchas personas no muestran hospitalidad a otros. He escuchado una gran variedad de razones por las que las personas no pueden o no quieren ser hospitalarias, y pienso que esto se debe a la existencia de muchos malentendidos al respecto. A continuación, enumero diez conceptos erróneos que he escuchado sobre la hospitalidad:

  1. No tengo un lugar adecuado.
  2. No sé cocinar ni hornear.
  3. Entretener es demasiado estresante.
  4. Mi casa está muy desordenada.
  5. No hay posibilidad que pueda tener a tal y tal persona en mi casa.
  6. Simplemente, no es mi don.
  7. Vivo demasiado lejos o venir a mi casa es muy poco práctico para las personas.
  8. No estoy pasando por el mejor momento de mi vida.
  9. No tengo dinero para alimentar a más personas.
  10. En este momento, simplemente no tengo tiempo.

Todas estos son conceptos erróneos —más que excusas—, porque provienen de una comprensión incorrecta de lo que es la hospitalidad bíblica. Existe aquí una suposición subyacente en la que se asume que la hospitalidad incluye tres platos de comidas deliciosas hechas en casa que se sirven alrededor de una mesa hermosamente puesta en una inmaculada sala de estar decorada de tal forma que se vea igual al catálogo más reciente de IKEA. No obstante, cuando la Biblia describe la verdadera hospitalidad, no menciona en ningún momento los aperitivos, los tenedores de postre o las llaves allen.

La palabra que se usa en griego es philoxenos y se traduce como «amando al extraño». Por lo tanto, la hospitalidad no se trata de cocinar o entretener; ante todo, se trata de mostrar amor a los demás.

La hospitalidad es el resultado de una vida transformada por Cristo. Tanto en Romanos 12 como en 1 Pedro 4, la hospitalidad se menciona como una marca de la vida cristiana. Un resultado práctico de ser salvados por la muerte y por la resurrección de Jesús es que ames a todos, entre ellos a los extraños.

Esto es porque nuestro deseo por mostrar verdadera hospitalidad a otros es producto de nuestro entendimiento de la hospitalidad que Jesús nos ha mostrado. Él es el mayor ejemplo de la verdadera hospitalidad. Puesto que cuando éramos enemigos y extraños para Él, nos invitó a la casa de su Padre y nos preparó una habitación. Jesús hizo más que solo servirnos una comida, Él nos amó lo suficiente como para servirnos con toda su vida. Como personas que hemos sido servidas por el más grande de los reyes, ¿es posible que hagamos otra cosa mas que solo servir?

Melissa Kruger lo dice muy bien:

En el centro de la hospitalidad bíblica se encuentra una disposición humilde para servir a los demás. No tiene la intención de presumir lo que tenemos, sino que demostrar a quién seguimos.

Es más, la hospitalidad figura como una de las cualidades de alguien adecuado para el cargo de anciano, como se explica tanto en 1 Timoteo como en Tito. Se espera que un anciano de la iglesia, una persona que debe ser un ejemplo para otros, muestre amor a los extraños (en contraste con el lider que espera ser servido). No obstante, todos somos ejemplo de Cristo los unos a los otros; no debemos dejarle esta responsabilidad a nuestros líderes de estudio bíblico o a nuestros amigos que tienen procesadores de alimentos. Todos podemos compartir la bienvenida que Dios nos ha extendido.

Por lo tanto, aun cuando una buena comida y un comedor de IKEA pueden ayudarnos a ser hospitalarios, la hospitalidad no se trata de eso. ¡Es posible sentarse en una mesa lujosa con deliciosa comida mientras nos sentimos sumamente no amados por el anfitrión! La hospitalidad se trata del corazón; se trata de servir a personas. El enfoque no está en la comida ni en el espacio, el enfoque está en amar a las personas e invitarlas a nuestro hogar, y en última instancia a nuestras vidas. Y esperamos que ahí conozcan a Jesús.

Reproducido de GoThereFor, publicado por Matthias Media. Propiedad literaria. Todos los derechos reservados. Usado con permiso. |Traducción: María José Ojeda
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Tara Sing
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Tara Sing

Tara Sing y su esposo Soong sirven en St Barnabas Bossley Park, en Sydney Australia. Le encanta pasar tiempo con personas, comiendo, organizando cosas y disfrutando de los rayos del sol.
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